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194 PABLO VI la contenciosa singularidad de vencer, sino por el humilde deseo de encon­ trar un acuerdo»l6. Frente a las pretensiones del racionalismo, advierte Duns Escoto que la inteligencia humana y la reflexión filosófica son insuficientes y tienen sus limitaciones cuando se trata de conocer las verdades por Dios reveladas. Verdades que, sin embargo, le es necesario conocer al hombre, para conse­ guir el fin último para el cual ha sido creado, como subraya Escoto. Con la noble intención de encontrar la armonía entre las verdades naturales y sobrenaturales, de realizar una unión íntima y estable entre la fe y la filoso­ fía, pone a la vista el peligro que puede existir de caer en los errores de los filósofos paganos. Y, como dice san Buenaventura —con quien Duns Esco­ to está de acuerdo— mezclar tanta «ciencia filosófica» con el «vino de la Sagrada Escritura, que el vino se convierta en agua»17. La verdad que tanto nos sublima En consonancia con las anteriores reflexiones, hacemos votos para que dé frutos la dorada mies sembrada en campo de suyo tan feraz y que, mediante las doctas y amplias discusiones y los armoniosos consensos, que­ de patente «la verdad que tanto nos sublima»18. Para que se cumplan estos nuestros deseos, invocamos para este II Congreso Escolástico Internacional —convocado en honor de Juan Duns Escoto—, la protección de Dios, fuente de amor y de verdad, que quiere que nosotros seamos sus «condiligentes» en el acto de amor único con que El se ama a sí mismo19. Con esta súplica impartimos de todo corazón la bendición apostólica a vosotros, Venerables Hermanos, a los promotores de este Congreso y a cuantos en él parcicipan. Dado en Roma, junto a san Pedro, el 14 de julio de 1966, cuarto año de nuestro pontificado. (Texto latino en AAS 58 [1966] 609-614) 16. I DE GERSON, Lect. duae «Poenitemini»; lectio altera, consid. 5, (Opera, Parisiis 1521, f. 34 rb). 17. S. BUENAVENTURA, Collat. in Hexaemeron, coll. VII, n. 14 (ed. Delorme F. ad Aquas Claras 1934, 217). 18. D a n t e , Paratso XXII, V. 12: «la verità che tanto ci sublima». 19. Ord. Ili, d. 28, q. un, n. 2 (ed. Vivès XV, 378b-379a).