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160 J. O. COFRE 6. C onclusión De nuestro examen se desprendió que fue la filosofía presocrática la que primero reaccionó contra los valores imperantes, productos del presti­ gio de las clásicas enseñanzas de la poesía y la religión. Dicha reacción, por su carácter, comprometió gravemente la areté tradicional, al sustituir el complejo de valores homéricos por nuevas virtudes, más acordes con el despertar reflexivo del hombre griego. En este punto vimos aparecer la figura de Platón quien analizó, criticó y sintetizó todos los antecedentes relativos a la educación ética, estética y política en su teoría sobre la nueva areté propia del hombre de la ciudad. Observamos, así mismo, cómo Pla­ tón, aprovechando el impulso presocrático, rechazó decididamente el arte tradicional y clásico por considerarlo enormemente perjudicial desde el punto de vista ético y religioso. Este rechazo llevó a Platón derecho al problema de la divinidad y cuando todo hacía presumir que su intento de racionalizar el mundo moral y religioso lo conduciría a afirmar la identidad de Bien Supremo y la divinidad o Dios, dio un vuelco inesperado a su pensamiento y comenzó lentamente a retroceder, acercándose cada vez más a la tradición religiosa, que antes tanto fustigó. Mas, pudimos ver que la causa de este repliegue era de origen político y no gnoseológico. A Platón, en última instancia, le preocupaba bastante la situación concreta de las «acciones que ocurren en la polis». El pueblo griego no estaba en condiciones de abrazar su doctrina —que sólo era inteligible para los filó­ sofos— por su carácter altamente complejo y abstracto. No le quedaba, pues, otro camino que salvar la nueva República con el apoyo de la autori­ dad divina querida, conocida y respetada por los griegos desde tiempos inmemoriales. José Ornar COFRÉ

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