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LAS ARTES EN LA REPUBLICA PLATONICA 159 Platón comprende perfectamente que con tales dioses —elaborados por la poesía— no habría habido posibilidad de una nueva moral, más justa y virtuosa; por ello, sobre la base de la tradición, modifica todo lo que puede las viejas creencias —contadas por los poetas— y hace de los dioses los seres más perfectos y virtuosos posible, a fin de que sean ejemplos de conducta para los hombres de la ciudad. Por esas razones «es muy impor­ tante el que demos la mayor fuerza posible de persuación a nuestras afir­ maciones, convenciendo a las gentes de que los dioses existen —aunque él mismo ho lo crea— y son buenos y que honran la justicia mucho más de lo que hacen los hombres; me atrevo a decir —afirma Platón, dando un sesgo substancialmente político a su concepción— que ahí tendríamos la introducción más bella y más eficaz para la totalidad de nuestras leyes» (L. 886e). Con este planteamiento, Platón retoma la hebra, ya muy antigua, sus­ tentada por la poesía y los oráculos de acuerdo con los cuales los dioses eran los guardadores de las leyes de la ciudad y establecían una serie de principios y normas destinadas a impedir la anarquía y las injusticias. Apo­ lo, por ejemplo, prohibió terminantemente el asesinato y el vandalismo —tan practicado por los héreos homéricos—, so pena de terribles conde­ nas. Y Platón tomará el mismo camino para infundir respeto y temor a la ley. En múltiples ocasiones afirmará, como lo hace al comienzo de sus Leyes, cjue «es un dios (el que da las leyes a los hombres), un dios, si hemos de hablar con toda justicia; entre nosotros es Zeus, y entre los lacedemonios..., se dice que es Apolo»33. Pero, por otra parte, con estas ideas dé última hora, Platón se apartará del camino señalado por los pensa­ dores presocráticos y del camino recorrido en sus obras intermedias y de juventud, en las que lo guiaba sólo el anhelo de conocer y decir la verdad, cualesquiera fueren las consecuencias. ¿Se impone pues, finalmente, en el filósofo; el deber del ciudadano al imperativo de la verdad? El problema continúa aún abierto, a pesar de las interpretaciones que se han dado y se puedan seguir ofreciendo porque, en éste como en otros problemas, la fuente platónica sigue manando. 33. Obsérvese con qué fuerza se escucha aún en Platón la idea hesiódica del origen divino del derecho.

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