PS_NyG_1994v041n001p0125_0160

LAS ARTES EN LA REPUBLICA PLATONICA 155 modelo de tal clase, todas las veces que él se esfuerza por crear bien y dotar a sus creaciones de bondad y belleza, con lo cual Dios ya no viene a ser el creador sino el que crea conforma a un modelo. Pero en el mismo diálogo nuevamente Platón introduce una suerte de confusión al afirmar que el Demiurgo es el creador de los dioses con lo que éstos pasan a ocupar una jerarquía intermedia entre el Demiurgo y los hombres. Pero, aún la situación puede complicarse más si comparamos la idea del Bien con la del Demiurgo, recién comentada. Respecto del primero el pensador afirma que: «en el mundo inteligible lo último que se percibe, no sin traba­ jo, es la idea del Bien; pero una vez percibida no se puede menos de sacar la consecuencia de que ella es la causa de todo lo que hay de bueno y bello en todas las cosas (...)» (R. 517d, ss). Entonces, volvemos a preguntar: ¿Cuál es primero y cuál después? ¿Qué son uno respecto del otro, si no son la misma realidad?, o ¿es que uno de ellos es un decir retórico sola­ mente? Por muchos textos que se confronten el problema no queda resuelto definitivamente ya que el propio Platón, voluntariamente, dejó el asunto en una «luminosa tiniebla». Sin embargo aún intentaremos alguna explicación a la idea platónica. Nosotros creemos que las razones más fuertes que Platón tuvo para no afirmar de una vez y con claridad completa que theós y agathós son una misma realidad, fueron de orden político. Pues, no podemos concebir que para Platón hubiere dudas respecto de la verdad del monoteísmo, puesto que toda la tradición filosófica venía identificando el nous con un poder superior o dios único, despoblando así el el Olimpo mítico y colocando en su lugar al único ante que la inteligencia podía concebir sin contradicción. Muchas de las creencias tradicionales, con respecto a la naturaleza, habían sido puestas en duda y refutadas por los físicos. Platón no desconocía aquello. ¿Cómo no iba a ocurrir que a Platón se le planteara el problema de la identidad o diversidad de Dios y Bien, por ejemplo? Si el Bien fue concebido como la suprema realidad del que todo depende y en virtud del cual todo existe y nada puede sin él ¿qué función cumplían los dioses que aparecían como los verdaderos creadores del mundo?31. Y aunque el 77- meo, Las Leyes y otras obras tratan de organizar en forma coherente las ideas gnoseológicas con las creencias míticas, fracasan, pues siempre se llega al mismo problema; si Dios y Bien supremo existen a la vez, uno de ellos queda al margen del sistema. 31. Cfr. Timeo, sobre todo la primera parte.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz