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LAS ARTES EN LA REPUBLICA PLATONICA 151 ñas, ni le despuntan dos brazos en el torso, ni pies, ni ágiles rodillas, ni vellosas partes pudendas; sino que es, únicamente, sagrado e inefable inte­ ligencia, que recorre con veloces pensamientos todo el mundo» (Fr. 134)23. Ideas muy similares son las que encontramos en Jenófanes, el más im­ portante crítico de los dioses griegos y quien con mayor claridad apuntará al monoteísmo. «Los dioses saben todo —afirma—, ya sea lo que dicen, ya sea lo que se hace o lo que se delibera ocultamente, pues se hallan presen­ tes en todas partes...». Empédocles a su vez quiere manifestar que a la divinidad le es propia la omnipresencia, con la expresión «recorre con veloces pensamientos todo el mundo», y Jenófanes le atribuye la omnisciencia con las expresiones recién traídas; caracteriza con mayor precisión a la divinidad aún, como dios único, cuando afirma: «Un dios es entre los dioses y los hombres el más grende, no compara­ ble a los mortales ni en figura ni en pensamientos. Todo ojo, todo oído y todo su pensamiento es su ser, siempre en el mismo lugar se mantiene sin movimiento y no es propio de él ir acá o allá, sino que sin esfuerzo abraza el mundo con el poder de su espíritu» (Fr. 23, 24, 25, 26). Enseñanzas con las que Jenófanes plantea —de frente al espíritu grie­ go— la mayor y más fuerte crítica al pasado religioso y a las creencias en boga y propone con vigor la concepción de un dios único, inmaterial, no-humano, sapientísimo, ubicuo, etc. Las reflexiones de Jenófanes no cae­ rán en el vacío; muchos amantes del conocimiento e intelectuales del mun­ do griego volverán una y otra vez sobre el tema, pero más que nada con el ánimo de confirmar las reflexiones del maestro y fustigar las creencias clásicas. Cuando la sofística se enfrenta con el problema, planteará el asunto desde distintos ángulos. Mientras algunos negarán, simplemente, la exis­ tencia de las divinidades, otros suspenderán el juicio y, por último, no faltarán los que llevarán adelante las ideas de Jenófanes y Empédocles. Antifonte, por ejemplo, dice «a la divinidad nada la falta y nada tiene que acoger, sino que es infinita y sin defectos» (Diels, Fr. 10). Protágoras, en cambio, no querrá pronunciarse, aunque indirectamente lo hace al decir: «En lo que se refiere a los dioses, no puedo saber ni que existen ni que no existen, ni qué figura tienen, pues muchas cosas impiden saberlo, 23. Empédocles: Naturaleza de los seres - Purificaciones, trad. directa de fuentes antiguas, prólogo y notas de J. Barrio G., Buenos Aires 1964. Piénsese en lo atrevido que debió aparecer Jenófanes a sus contemporáneos. El griego siempre se negó a pensar en un monoteísmo.

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