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144 J. O. COFRE Luego viene otra ciencia tan exacta como la primera, la geometría que «tiende a hacer más fácil la contemplación de la idea del bien», obligando al alma a contemplar la esencia de las cosas en cuanto seres no sujetos ni a la variación ni a la destrucción. Así, pues, la geometría «trae el alma hacia la verdad y forma mentes filosóficas que dirigen hacia arriba sus miradas, en lugar de dirigirlas hacia abajo, como suele hacerse indebida­ mente» (R. 526e). La tercera ciencia será la astronomía que es incluida por una razón análogoa. No tanto por el conocimiento que produce de los planetas y cuerpos celestes, sino porque ofrece al alma un modelo de armonía, orden y concierto, ayudando así a la contemplación de lo bello y lo bueno, «kalo- kagathía». Y por último, Platón introduce un nuevo factor en la formación cultu­ ral del nuevo hombre de su Estado: la dialéctica. La dialéctica es imprescin­ dible —como método—, pues sólo el que se vale de ella para dirigirse con ayuda de la razón puede abstraer los sentidos, es, por tanto, acercarse al conocimiento de los seres en sí, «y si continúa sin desistir hasta alcanzar, con el auxilio de la inteligencia, lo que el bien es en sí, entonces llega al término de los conocimientos inteligibles, como el que ve el sol ha llegado al término del conocimiento de lo sensible» (R. 533a). En síntesis, podemos ahora recapitular para desprender algunas con­ clusiones y tomar pie para las disquisiciones posteriores. Una vez que Pla­ tón logra probar que sólo el hombre sabio es el único que actúa con justi­ cia, elabora todo un programa educativo destinado a encontrar en el alma humana los factores procuradores de la virtud, como ha quedado mostra­ do. Replantea y reestructura completamente la educación estética tradicio­ nal —música— y la gimnasia clásica de la Grecia y, junto a ello, introduce el conocimiento científico como factor constitutivo del hombre integral. En consecuencia, bien lejos está de la areté según Platón, la vieja areté clásica basada en el heroísmo, la nobleza de sangre y otros aspectos simila­ res. La areté platónica implica una estructura mucho más compleja y rica de variados factores, con lo que queda superado definitivamente el viejo ideal griego del hombre virtuoso de origen homérico. Como consecuencia lógica, desplazada queda en el Estado platónico la poesía y el arte en general de corte secular, convirtiéndose la filosofía en la nueva y más auto­ rizada ciencia formadora del hombre17. 17. En un pasaje del Libro IV de La República, Sócrates afirma: «no existe, ni ha existi­ do, ni existirá jamás ninguna educación que no sea la filosofía, que pueda conducir a la virtud, a pesar de ser la educación más combatida por el vulgo y por los que halagan a éste con sus falsas enseñanzas».

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