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122 ENRIQUE RIVERA DE VENTOSA hispanas no vieron mejor en este problema religioso, no hay otra respuesta que admirarles en su esfuerzo por la conquista de la verdad, aunque no siempre llegaran a ella, como en este caso. Permítaseme decir que es lo que estamos repitiendo en esta misma universidad de Salamanca los profe­ sores que nos reunimos en esta convivencia intelectual. 6. La colonización hispana sin plan fijo y coherente El citado misionero y misionólogo, José de Acosta, pone en claro el difícil problema de la colonización americana, al pedir hombres doctos para la misma. Alega este motivo: «En este Nuevo Mundo por necesidad los negocios son nuevos, nuevas las costumbres, las leyes y los contratos, todo el modo de vida, en una palabra, es muy diferente; en toda la admi­ nistración militar, mercantil y náutica, ocurren nuevas y grandes dificulta­ d es»38. Nuestro lenguaje casero habla de que todos tienen que pagar la novatada. No fue una excepción la gran novatada de América, que por su inmensidad exigió más paga de los unos y de los otros. En nuestros días lo ha advertido el docto hispanista J. Hóffner, quien hace notar cómo en los múltiples tanteos llevados a cabo para realizar la deseada colonización pue­ de entreverse que «la conciencia cristiana era una gran potencia en la Espa­ ña del siglo XVI39. Queda reflejada esta conciencia moral en las Leyes de Indias , cuya elevación moral es comúnmente reconocida. Pero aún estas mismas leyes, tardíamente compiladas en 1682, dejan entrever los múltiples tanteos y reajustes de que fueron objeto, especialmente en el primer siglo, el de la máxima inexperiencia. Entre tantos baste recordar este reajuste histórico. El año de 1542 fue de gran triunfo para Las Casas, por haber logrado la promulgación de Las Leyes Nuevas contra las encomiendas. Tres años más tarde, estando Carlos V en Malinas, las suspende parcialmente en estos términos: «Que sin embargo de lo resuelto por las nuevas leyes, se encomiendan indios a beneméritos» (Señala a continuación los nuevos requisitos sobre el modo de darse las encomiendas)40. Estos tanteos y reajustes tienen lugar en los dos campos de la coloniza­ ción: el religioso y el político. Para advertir las vacilaciones en el campo religioso basta cotejar dos obras significativas: la de Las Casas, De único vocationis modo omnium gentium ad veram religionem y la de J. de Acosta, 38. J. de ACOSTA, De procuranda..., o. c p. 371. 39. J. H ó ffn e r , o . c ., p. 251. 40. Recopilación de las Leyes de los Keynos de las Indias. Lib. VI, Título VIII, Ley III (Edic. del Consejo de la Hispanidad) Madrid 1943, p. 250.

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