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116 ENRIQUE RIVERA DE VENTOSA fortuna se hallan muy vigentes en nuestros días. Nos complace, por lo mismo, concluir nuestra exposición sobre lo vivo del pensamiento hispáni­ co ante los problemas de América, recordando el preanuncio que este pensamiento hizo de una sociedad verdaderamente humana. Que los es­ fuerzos en esta línea, realizados en el siglo XX, logren tener la eficacia moral y política que todos deseamos. Alegra poder constatar su preanuncio en la España del siglo XVI. 4. La esclavitud bajo el derecho de guerra del «jus gentium» La actitud ante la esclavitud de los negros es el primer aspecto negativo que anotamos en el pensamiento hispánico ante los problemas de América. Hoy ya es mentalidad muerta. Pero tuvo gran influencia en la justificación moral de una de las peores lacras que ha sufrido la humanidad: la esclavi­ tud de los negros. Se recurre comúnmente para dar razón histórica de la misma al afán de lucro. Y nadie negará un influjo máximo a este afán tan egoísta. Mas, para interpretar debidamente este suceso histórico, es menes­ ter ascender al campo de las ideas. Más que nunca es necesario tener muy presente nuestra distinción inicial entre los hechos y las doctrinas. Toca a los historiadores profesionales precisar el hecho inmenso del traslado de millones de seres humanos desde el Africa Negra al Nuevo Mundo. Aquí nos limitamos a exponer la ideología que aceptó el hecho histórico de la esclavitud de los negros. Ya es muy de advertir inicialmente la actitud distinta de la conciencia moral hispana ante el hecho de la esclavitud del negro y el mal trato que se le daba. El hecho de la esclavitud pareció autorizado por motivaciones históricas. Contra el mal trato a los negros la conciencia cristiana siempre se sublevó. Y en San Pedro Claver tuvo al apóstol incansable que pasó su vida con los negros y a su servicio en el puerto negrero de Cartagena de Indias. ¿A qué se debió entonces la aceptación de esta esclavitud si en el men­ saje evangélico se declara a todos iguales ante Dios? Debemos subrayar aún más esta igualdad por cuanto los pensadores cristianos no sólo han proclamado la igualdad evangélica, sino también la igualdad natural. Santo Tomás enuncia esta igualdad en fórmula muy concisa: Omnes homines natura sunt pa res28. Siendo esto así, ¿cómo pudo la mente cristiana hallar justificación histórica de la esclavitud si la igualdad humana es lo más conforme con la naturaleza y con el Evangelio? 28. Summa Theologica , II-II, 104, 5c.

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