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98 FELIPE F. RAMOS el Dios de la vida, que habla para ellos en las páginas de la Biblia, les fue silenciado; desde la encarnación de la Biblia en sus opresores y explotado­ res es natural que ellos no hayan podido ver en ella al Dios generador de vida y promotor de esperanza de los que viven sin vida. ¡Una buena lección para todos aquellos que siguen aferrados al literalismo bíblico por razones de fidelidad al texto que, en este caso, es un claro pronunciamiento por la infidelidad a lo que la Palabra de Dios proclama! Saben valorar la Biblia en toda su dimensión de palabra de Dios dirigi­ da a los hombres aquellos que tienen muy claro que es necesario acercarse a ella con ojos nuevos, con fe adulta y gran sensibilidad. Pero, sobre todo, hay que leer sus páginas tratando de tender un puente entre el pasado remoto en que fueron escritas y el presente histórico del pueblo por cuyo futuro mejor trabajamos o deseamos trabajar. Sólo quien no descubra en el Biblia estas verdades insuficientemente meditadas, podrá pensar que un cristianismo de nuevo cuño nace del puro sentimiento de indignación ante la miseria y de una excesiva y radical protesta contra la injusticia, sentimientos considerados por muchos como alentados por otras ideologías no cristianas 151. Ni siquiera la Biblia puede ser absolutizada. Los judíos se gloriaban de su fidelidad a la ley de Moisés y esperaban que éste fuese su abogado ante Dios (Jn 5, 41-47). Pues bien, dice Jesús, os equivocáis. Moisés no será vuestro abogado; será vuestro fiscal. Os habéis quedado en la letra de la Ley y no habéis alcanzado el espíritu de la misma, que lleva a Cristo. Las Escrituras rinden testimonio elocuente a favor de Jesús, con tal que no se las divinice , como habían hecho los judíos, pensando encontrar en ellas la vida eterna (Jn 5, 39). La vida está en Dios y él la comunica a través de su Hijo, a todos aquellos que la acogen en la fe (Jn 5, 21-27). Nadie puede conseguir la vida eterna por su propio esfuerzo. Las Escrituras son un medio para entrar en contacto con Dios. No son Dios. Desde ellas se puede descubrir el camino, la andadura de Dios, que culmina en Jesucristo. El ejemplo de la Biblia ha marcado la reflexión cristiana y teológica latinoamericana más que ninguna otra. Ella se dio cuenta de que los desti­ natarios no habían sido valorados debidamente, cuando pertenece a la esencia de la evangelización «lo que es» el oyente: su historia, su situación social, cultural, económica... El punto de partida de toda evangelización ha de ser la situación concreta en que se encuentra el oyente. Este es el estricto punto de vista bíblico. Su pensamiento no va desde la creación a la historia, sino desde la historia a la creación. El primer artículo de su fe 151. Reflexión cristiana en Guatemala, Caminos de Cristo en Guatemala , 18.

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