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EL ANUNCIO DEL EVANGELIO 91 pastoral», aunque bien se les podría clasificar también así en un sentido más amplio. Lo que llamamos pastoral es un servicio de la Iglesia al Reino. Es un servicio «al Reino»; esto no hay que perderlo de vista. Aunque es un servi­ cio «de la Iglesia»: desde la Iglesia, a través de la Iglesia, a través de su propio proceso, que no nos interesa por sí mismo, que nos interesa en cuanto medio para servir mejor al gran proceso del Reino, para acogerlo, para anunciarlo, construirlo, esperarlo... En última instancia la pastoral sería promover el Reino eclesialmente, dentro o desde la plataforma de la eclesialidad. Todo ello sin mayor defini­ ción de fronteras estrictas, con una única condición imprescindible y un único criterio para medir su valor: el servicio al Reino145. La pastoral de la nueva evangelización es presentada por Grado , desde el Documento de Pas­ toral Indígena, con las características que recogemos a continuación porque, salvas pequeñas matizaciones, las consideramos universalmente válidas: Cristológico-encarnativa. Se parte de la experiencia de f e de un Dios encarnado en la historia , en medio de la conflictividad humana y social y asumiéndola, optando por los pobres, en este caso por los indígenas. Inculturada. Con el imperativo de una relación dialogal entre el mensaje cristiano y la cultura correspondiente y de la inserción de la vida cristiana en cada una de ellas desde el principio de la reciprocidad. Inductiva. Hecha desde abajo, desde dentro. Sólo desde ella puede surgir una Iglesia local indígena. Profètica. Mediante la denuncia valiente de las condiciones objetivas opresoras del pueblo; anunciando una salvación concreta; siendo «la voz de los sin voz». Política. Sabiendo discernir aquellas mediaciones políticas que mejor le posibilitan sus objetivos de auto-determinación, derecho a la vida, a la tierra. La naturaleza de esta evangelización tiene que ser necesariamente conflictiva y conlleva la conciencia de clase. Autogestionaría. Haciendo que crezca el pueblo y disminuyan los evange- lizadores. Estos siempre tienen el peligro de capitalizar y protagonizar la evangelización. Popular y solidaria. Actuando localmente y pensando globalmente. Ello implicaría la construcción de una Iglesia local indígena. Ecuménica. En unión con todas las iglesias liberadoras y ecuménicas, desenmascarando a las sectas alienantes que llevarían a los evangelizados a una nueva esclavitud. 145. P. C asald A lig a , El vuelo del Quetzal , 177.

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