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76 FELIPE F. RAMOS de inculturación puede pensarse sin contar con la teología de la liberación, y no sólo en América Latina? La fuerza liberadora del evangelio, ¿es cues­ tión de la conciencia individual o debe afectar a todos aquellos que llaman al mismo Dios «Padre»? Otra objección le ha venido a la teología de la liberación de la caída de los socialismos del Este y del muro de Berlín. Baste decir como respuesta que lo que caracteriza a la teología de la liberación no es su análisis crítico de la sociedad capitalista o el hecho de resaltar ciertas conquistas sociales de países socialistas como próximas a valores evangélicos. Su peculiaridad es su método: ser reflexión de f e desde el pobre y a partir del pobre , conside­ rado como sujeto histórico y referencia evangélica por excelencia124. Estas y otras posibles reservas frente a la teología de la liberación, por tratarse de una teología cristiana o de una reflexión cristiana sobre el Mis­ terio de Dios y de la misma fe, equivale a cuestionar toda teología, a desca­ lificarla en su propia raíz. Todas las manifestaciones antiliberacionistas son antievangélicas y no se tienen en pie por muchas apoyaturas que intenten sustentarlas. Creemos en Dios Padre, creador de una tierra que nos fue quitada, Padre de los desposeídos. Creemos en el Dios de la Vida, de la Paz y el Amor y la Justicia, que se hizo pueblo en Jesús, hombre sufriente, apasionado, entregado, muerto y resucitado, gloria y esperanza de los pobres. Creemos en los pobres como cuerpo torturado de Jesús, y en Su presencia viva en América Latina. Creemos en la madre, mujer, esposa, amiga y compañera, siempre dispuesta al sacrificio. Creemos en el pensamiento y en la praxis revolucionarias, como creadores de estructuras más justas y humanas. Creemos en el Amor, capaz de transformar el hombre y la sociedad. Creemos en el Espíritu, que impulsa la lucha de los pobres, que da vida y fuerza para enfrentar la angustia y el sufrimiento. Creemos en el Pueblo, que tiene nombre y apellido, que sufre, aguanta, ríe y canta con la certeza de que el amanecer llegará para traer paz, justicia, trabajo y pan para todos. Redacción colectiva Comunidades eclesiales de Base-Centroamérica 124. J. E speja , Cómo evangelizar hoy , 141-142.

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