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EL ANUNCIO DEL EVANGELIO 73 Jesucristo debe mezclarse, dialogar, encarnarse en las culturas autóctonas. Esta es una aportación importante de la pastoral indigenista a la teología de la evangelización y válida ciertamente para la Iglesia toda, no sólo para los llamados «países de misión»119. El gran profeta Pedro Casaldáliga , obispo de Sao Félix de Aguaraia, al que ya hemos citado repetida veces, menciona cuatro puntos referenciales a modo de cautelas en el campo de la liberación. El primero de ellos sería el propio evangelio. Y cuando digo evangelio digo Jesucristo. O sea, su palabra, su praxis, su causa, su pasión, su muerte, su resurrección. Otro gran referencial sería el Pueblo. Sería bueno que el referencial del pueblo lo tuviésemos bastante completo. Tenemos el peligro de ver sólo aquel pueblo que es «nuestro». Hay que ver el referencial completo, por­ que podríamos caer también en un cierto tipo de elitismo: elitizar al pue­ blo, olvidar esa gran masa, esa muchedumbre de la que Jesús tenía compa­ sión. Dentro del pueblo, hablando en términos de pastoral, hay que tratar de ver todo lo que es el pueblo, incluidos dentro del pueblo los reacciona­ rios católicos, otros más conservadores, otros más moderados, y los revolu­ cionarios cristianos que hay dentro de la Iglesia. Es decir, tratar de tener esa referencia lo más completa posible. También el gran referencial de la propia Iglesia , como un desafío. Les insisto bastante a los hermanos de Nicaragua que me parece que debemos exigir el derecho de ser Iglesia, el derecho de aparecer como Iglesia, el derecho de hacer Iglesia, el derecho de ser Iglesia diferente... que es un derecho que arranca de nuestro bautismo. Nadie nos da la Iglesia hecha ni acabada; también la hacemos. Somos Iglesia y la hacemos, aunque también la Iglesia nos venga como una gracia, como un don, como un sacramento de salvación. Yo siempre digo: la Iglesia es mi madre y mi hija, simultánea­ mente. Me hago, la hago, la encuentro, la paso a otros. Es la «nube de testigos» que nos envuelve desde hace mucho tiempo y en la cual entramos como un testigo más. Queremos ir envolviendo en ella a los que vengan después. Otro referencial: la revolución. Que está ahí. Sí, queramos o no, quera­ mos verlo o no, la revolución está en Centroamérica. Con muchísimos valores, con muchísima fuerza también. Muy imprevisible en muchos as­ pectos, porque dependerá de ella misma, del Imperio, de la Iglesia tam­ bién, qué sé yo... Pero ahí está la revolución120. 119. M. A. KELLER, Evangelización e inculturación , 103. 120. P. C asald álig a , El vuelo del Quetzal , 129.

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