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EL ANUNCIO DEL EVANGELIO 71 tudes y alienaciones impuestas al hombre. Así actuó Dios con el hombre. Así debe actuar el hombre con el hombre; finalmente, debe ser creadora del Reino de Dios , que es el de la vida, el de la luz y de la verdad, según las categorías con que el evangelio de Juan traduce la realidad del Reino. Estas características de la reflexión cristiana son, todas ellas, de cuño claramente liberacionista. El Dios que descubrimos desde ellas es el Dios liberador , que quiere hacerse presente en la especificidad de su ser aquí y ahora , no en un futuro remoto, más allá de la frontera de esta vida, y como premio a la resignación y a la paciencia, que no son virtudes precisamente cristianas, sino estoicas. En el pensamiento evangélico, la verdad no se dice, se hace (Jn 3, 21); la verdad es esencialmente liberadora (Jn 8, 32). Hacer la voluntad es reali zar la voluntad de Dios, que es la verdad, y dicha verdad es inconcebible sin su dimensión liberadora. La verdad bíblica busca someter las ideas a la realidad de las cosas, de las valoraciones sociales, de los procesos históri cos. La verdad es la adecuación del hacer histórico al proyecto salvífico liberador. Es hacer la verdad, ser fiel a la historia de la liberación en un contexto de mentira y de esclavitud. La mejor, la única forma de creer, es vivir las exigencias de la fe que obliga a remediar al necesitado (1 Jn 3, 16-17; Sant 2, 14-17). Y necesitado es todo aquél que se halla despojado de los derechos humanos. La lucha por los derechos humanos es una exigencia ética que nadie puede eludir ni postergar. Es inseparable de toda práctica cristiana. Es misión y tarea irre- nunciable de la Iglesia. En una palabra, no hay nada más divino que luchar por los derechos humanos de los pobres. Optar por defender su vida, por recuperar la imagen de Dios ensombrecida y escarnecida, es hacer una opción muy seria por el Dios de la Vida, porque el designio del Dios viviente es que el hombre viva con plenitud117. El potencial liberador del evangelio sólo será eficaz en la verdadera encarnación en el mundo necesitado de liberación. El proceso inculturante activa en verdad el caudal liberador del evangelio. Tal convicción ha echa do profundas raíces en la comunidad cristiana gracias sobre todo al aporte de la reflexión liberacionista que, cumpliendo las consignas conciliares, ha buscado intensamente una expresión religiosa en sintonía con las necesida des concretas del ser humano. Animados por tan noble inquietud, jerarcas y teólogos latinoamericanos han aunado esfuerzos por fraguar una «refle xión crítica de la praxis histórica a la luz de la Palabra». Tales son, en rea lidad, las líneas de acción que, desde sus orígenes, se ha fijado la teología 117. Reflexión cristiana en Guatemala, Caminos de Cristo en Guatemala, p. 17.
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