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EL ANUNCIO DEL EVANGELIO 69 al Dios de Jesús. ¿Qué Dios anuncia Jesús con su vida, con su palabra, con sus acciones, con sus preferencias, con su sufrimiento y con su cruz, resu­ citando después? Es interesante recordar la primera aparición «oficial» de Jesús en público donde expone su proyecto y programa de vida para sus seguidores desde su propia misión: E l Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ungió para evangelizar a los pobres... (Le 4, 18-19). La teología de la liberación, a partir de la práctica de Jesús sobre todo y de este compromiso suyo hasta la muerte con los pobres, con los oprimi­ dos, a partir de esa liberación integral que Jesús anuncia con su palabra, con su vida y con su muerte, entiende que en América Latina sólo se puede ser cristiano asumiendo también la aspiración de libertad integral de las per­ sonas y de los pueblos latinoamericanos. Jesús, cuando quiso resumir toda su doctrina, todos los mandamientos de Dios, nos dijo, en síntesis: Dios es Padre y todos vosotros sois hermanos. Dios es Padre: el Dios de Jesús de ningún modo puede ser opio. El Dios de Jesús no es un Señor dominador. Dios es Padre y todos vosotros sois hermanos. Nadie es señor de nadie. Nadie es maestro de nadie. Nadie puede explotar a nadie. A partir de esa palabra, de esa vivencia de Jesús, la teología de la liberación, valiéndose evidentemente del análisis de la realidad histórica que los pueblos latinoamericanos están viviendo, valiéndose incluso del análisis marxista que nos ayuda a sentir a la sociedad en una tensión dialéc­ tica, a reconocer las causas de la dependencia y de la explotación que el pueblo concretamente latinoamericano vive, un marxismo incluso actuali­ zado por ojos latinoamericanos... porque la explotación del hombre por el hombre en América Latina es también la explotación de pueblos por un pueblo; es la explotación de la miseria y de la dependencia, la situación del colonialismo secular. A partir del evangelio, y analizando la realidad con las luces también, con los aportes del propio marxismo, la teología de la liberación entiende que la misión de los cristianos es propiciar la libera­ ción integral de las personas y de los pu eb lo s116. La teología, hasta hace unos años recinto exclusivo del sector clerical, no ha sido fruto de la reflexión que la comunidad cristiana, sumergida en una realidad concreta, hace de su fe. Ahora bien, las verdades cristianas, bien analizadas y coherentemente vividas, son un fruto transformador de las personas, del mundo y de la sociedad. Durante mucho tiempo, la refle­ xión cristiana latinoamericana, a pesar de su sangrante realidad colonial de esclavitud, racismo, opresión, represión y muerte, ha vivido una paralizante dependencia de la teología europea. Sólo a partir del Vaticano II, la iglesia 1 là. P. C a s a ld á lig a , El vuelo del Quetzal , 89-90.

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