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EL ANUNCIO DEL EVANGELIO 49 En este capítulo de la inculturación no se debe pensar principalmente en el aspecto pedagógico. Los evangelizadores de América Latina, además de haber realizado la gran proeza de llevar el evangelio al nuevo mundo, desarrollaron una creatividad excepcional en el terreno de la pedagogía. Los primeros evangelizadores utilizaron métodos de persuasión adecuados a k mentalidad eclesial de su tiempo. Indudablemente sufrieron de gran des limitaciones, carecieron de medios y recursos físicos, pero frecuente mente supieron encontrar el lenguaje oportuno (no desdeñaron las lenguas indígenas) para transmitir su vigorosa y sencilla fe. Instauraron una catc quesis fundada en signos, palabras y gestos que aún perduran y pueden todavía ser aprovechados en muchas regiones. Es una catequesis sencilla, simple, doctrinalmente sólida; más que muchas propuestas hodiernas81. Tuan Pablo II lo reconoció explícitamente con palabras primorosas: «En ese aspecto cultural los evangelizadores hubieron de inventar mé todos de catequesis , que no existían; tuvieron que crear las escuelas de doc trina, instruir a niños catequistas para superar las barreras de las lenguas. Sobre todo hubo que preparar catecismos ilustrados que explican la fe, componer gramáticas y vocabularios , usar los recursos de la palabra y del testimonio , de las artes, danzas y música , de las representaciones teatrales y escenificaciones de la Pasión». «En este campo destacaron figuras de buenos pedagogos como fray Pedro de Gante y otros». «Testimonio parcial de esa actividad son —en el sólo período de 1524 a 1572— las 100 obras de bibliografía indígena que se conservan, además de otr?s muchas perdidas o no impresas: se trata de vocabularios, sermones, catecismos, libros de piedad y de otro tipo. Son valiosísimos aportes cultu rales de los misioneros, que testimonian su dominio de numerosas lenguas indígenas, sus conocimientos etnológicos e históricos, botánicos y geográfi cos biológicos y astronómicos adquiridos en función de la misión. Testimo nio también de que, después del choque inicial de culturas, la evangeliza- ción supo asumir e inspirar las culturas indígenas» (Estadio Olímpico, II, 4). No obstante se le ha echado en cara al actual Pontífice, al hablar de la nueva evangelización, mirar más al pasado que al presente. Al hablar de la «autoconciencia» de la Iglesia latinoamericana la define como «una lúcida visión de sus orígenes y actuación»: «Frente a la problemática y desafíos, que la Iglesia tiene planteados para la evangelización en el momento presente, ella necesita «la lúcida visión de sus orígenes y actuación». 81. J. ESPEJA, Cómo evangelizar hoy , 128.
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