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EL ANUNCIO DEL EVANGELIO 41 proceso de la iglesia local inculturada como elementos decisivo para la verdadera encarnación del evangelio68. Sin duda alguna, el presupuesto más importante de Medellín es «una clara y profètica opción preferencial y solidaria por los pobres. Desde entonces florece la experiencia de las Comunidades eclesiales de base como una nueva estructura pastoral con los valores más significativos como «la maduración de un nuevo modelo de Iglesia intermedia entre la familia y la parroquia; la formación de una estructura mínima de su coor­ dinación en su interior realizada por los laicos; la dimensión de compromi­ so social de sus miembros; la vivencia de una espiritualidad propia que le proviene de ser «koinonía»; la utilización de un método propio que reúne cinco pasos formando un conjunto: ver, discernir, optar, evaluar y celebrar comunitariamente; la florescencia de ministros laicos en variados campos» (DC 521 ) 69. Un gran conocedor de dichas comunidades afirma en su defensa: Quien traicionó a Jesús, quien lo vendió, no fueron las comunidades ecle­ siales de base que tenía en Jerusalén...; fueron los obispos. Uno de ellos le vendió; los otros fallaron... Las mujeres fueron las que permanecieron fie­ les, las mujeres de la comunidad de base. Para nosotros, el último criterio no es la Iglesia, sino el Reino. Nosotros no seguimos a un obispo, sino a Jesús. Sería herejía decir lo contrario. El último criterio es el Reino. Seguimos a Jesús y no al obispo ni al Papa, aunque ellos tengan una misión insustituible. Porque la Iglesia local se constituye en torno a un obispo. ¿En caso de duda o de conflicto?: el Reino, el evangelio, el seguimiento. La moral más tradicional decía lo mis­ mo, de otra manera: seguir la propia conciencia, la conciencia cristiana, la fe, la conciencia de fe que nos remite al Reino. La institución de la Iglesia, como cualquier otra institución, sólo sirve en la medida en que sirve a su fin; en nuestro caso, el Reino70. No se trata de iglesias paralelas que se hayan independizado procla­ mando su autonomía frente a Roma. Esto es sencillamente una calumnia. Aquellos que las conocen a fondo pueden decir que existe una nueva alian­ za de la jerarquía con las bases pobres del pueblo, de donde procede esa inmensa red de comunidades de base que están dando lugar a una verdade­ ra «eclesiogénesis»: un modelo nuevo de Iglesia, nacida de la fe del pueblo y gracias al Espíritu de Dios, a pesar de la miseria, la cual ya no es acep­ tada, sino rechazada en virtud de una comprensión de la realidad y una 68. J. ESPEJA, Recuperar la mística de la misión , 237. 69. J. E speja , loe. cit. 70. P. C asaldáliga , El vuelo del Quetzal , 134. 184-185. 46.

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