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36 FELIPE F. RAMOS todos ellos, por obra y gracia del misterio, son también mediadores del evangelio de Dios59. El perfil renovado de la Iglesia de Jesús debe tener en cuenta los rasgos siguientes: Debe aparecer como una auténtica comunidad de fe. Una comu­ nidad que surge de la fe en Dios que envió a su Hijo para plenificarnos humanamente y redimirnos de nuestras perversiones con la fuerza del Es­ píritu de vida y de libertad. Una comunidad que celebre su fe y la vida, iluminada por dicha fe. Celebración que significa la actualización del miste­ rio cristiano con el recurso a las palabras, gestos, símbolos, elementos ma­ teriales y ritos provenientes de la cultura que los celebra. Una comunidad a la que es esencial la comunión de vida y de servicios. Una comunión que traduzca la koinonía original, es decir, la participación en la misma fe acentuando la verticalidad y la horizontalidad de la misma. Sintiéndose miembros activos del mismo Cuerpo con capacidad y aptitud de llevar a cabo la tarea que le corresponda dentro del mismo. Una comunidad que sirve a la liberación integral. Toda comunidad cristiana debe existir para el servicio de los demás. Para que la vida que Cristo vino a traer en plenitud (Jn 10, 10) sea participada por aquellos a quienes se evangeliza y que, de hecho, pueden pertenecer ya de lleno a la Iglesia 60. La Iglesia «popular» La Iglesia como «pueblo de Dios» tiene que ser popular. Así lo fue en los orígenes. Fueron «los otros» los que se adhirieron a los Doce, los que ayudaron a romper los moldes y fronteras en los que estaban aprisionados e hicieron que el evangelio comenzase a marchar por los caminos del mun­ do. El libro de los Hechos es altamente significativo al respecto. Suena la voz de América Latina: Nosotros no queremos «una» Iglesia popular, «una» Iglesia de los pobres, al lado de «otra» Iglesia que no fuera popular, que no fuera de los pobres. Nosotros queremos y exigimos que «la» Iglesia sea de los pobres, que «la» Iglesia sea popular. Otra Iglesia, en cuanto otra, en cuanto no popular, no la quiero, la juzgo, la rechazo, la excomulgo, porque no es cristiana. Si decimos Iglesia jerárquica , con más razón podemos decir Iglesia popular. Por dos motivos: la Iglesia tiene jerarquía, pero «es» pueblo. Pue­ blo de Dios. La jerarquía es minoritaria en laIglesia, es un servicio a la Iglesia y, a partir de la Iglesia, al mundo. Mientrasque el pueblo, ese 59. L. B off , La nueva evangelización , 125. 60. L. BOFF, La nueva evangelización , 125-129.

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