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30 FELIPE F. RAMOS único camino que nos puede llevar al cielo». Nuestra vida, total y diaria, es lo único que tenemos para dar oportunidad al Reino. No sería cristiano decir que esperamos que venga el Reino sólo después de la muerte. Eso no es cristiano. Eso es una herejía. Esperamos que, más allá, venga la plenitud del Reino, que venga el Reino-ya, el Reino-totalmen- te-ya. Pero también creemos que ahora, aquí, en nuestra historia, ha veni­ do, está viniendo y va a seguir viniendo el Reino-ya, realmente-ya; aunque todavía-no plenamente. El Reino llega a plenitud en la escatología, pero viene, va viniendo desde muy atrás, desde que el Señor se decidió abrirse, salir afuera, crear. La oferta y exigencias de Jesús chocan frontalmente con la aspiración egoísta del hombre. La cruz es el resultado de esta contraposición excluyen- te. La cruz tiene dos lados. Desde el lado de los crucificadores, toda cruz es inicua y maldita (Gál 3, 13). Sólo los crucificados pueden entender su dimensión redentora y liberadora. Quien no carga con la cruz no puede entenderla. Jesús, el Cristo, sólo fue liberador y redentor desde la cruz. Toda su vida fue un proceso de cruz. Es cristiano aquel que vive bajo el signo de la cruz: «por la señal de la sante Cruz», y de la esperanza en la resurrección, que es inseparable de la cruz45. El Dios de la religión bíblica es el que se manifiesta en la complicada y contradictoria trama de la historia humana y en los procesos de libera­ ción. E l Dios de los profetas, que es el Dios de la justicia, sólo puede ser reconocido cuando realmente se hace justicia al hombre que clama por ella. De hecho, el Dios cristiano fue conocido en un acontecimiento de libera­ ción sociopolítica. El libro del Exodo es un «póster» extraordinario cuyo centro de enseñanza es la acción liberadora de Dios a favor del grupo de esclavos que llegarían a constituir su pueblo, el pueblo elegido. La revela­ ción bíblica, iniciada en aquella primera hora, tuvo su centro de gravedad en presentarnos a un Dios cercano e interesado por la suerte de los hom­ bres, en particular por los que más necesitaban de su ayuda46. ¿ Cuál es, en verdad, la gran nación que tenga dioses tan cercanos a ella como Yahvé, nuestro Dios, siempre que le invocamos (Deut 4, 7). La Iglesia de Jesús Cristo constituyó un discipulado cuya finalidad fue hacerle presente en la historia a través del tiempo. Su vida, su doctrina, su trayectoria, la causa 45. P. C a sa ld á lig a , El vuelo del Quetzal , 44-45. 70-71. 46. Reflexión cristiana en Guatemala, Caminos de Cristo en Guatemala 6 (Es la reflexión conjunta de un grupo de creyentes que la ofrecen a todos los guatemaltecos).

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