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312 MANUEL GONZALEZ GARCIA Aplicando esta distinción según los diversos criterios tenemos: a) Criterio semántico: atiende al significado que tienen las palabras. Así serían palabras menores las palabras simples (conjuntivas, copulati­ vas, coordenantes, preposiciones, etc.) y palabras mayores los sustantivos y los verbos que expresan el ser y el devenir. b) Criterio sintáctico: tiene en cuenta el lugar que ocupan las palabras en el contexto. Serían palabras menores los nombres como silla y palabras mayores vida, muerte, amor. Igualmente las de la ciencia, las de la filosofía (catego­ rías, universales, etc., que expresan el Ser) y las de la poesía74. 5. Bondad y maldad del verbo: El uso del verbo pone de manifiesto en cada momento la dialéctica encerrada en sus entrañas y es muestra de las mismas contradicciones en que se desarrolla la vida humana. Bondad y maldad, hablar bien y hablar mal son la doble cara del verbo que se contra­ ponen y, al mismo tiempo, se complementan75. El contenido de la bondad y la maldad del verbo es expresado por E. Nicol con frases como las siguientes: «El verbo sirve para todo. Para alabar y para insultar. Es mercenario y es lírico; es dulce o más hiriente que el puñal, y deja herida más honda y lenta en sanar que las del cuerpo»76. «Capacidad de hablar mal: de la injuria, la difamación, el insulto, la calumnia... La capacidad de enfrentarse a la mentira, de corregir el error, de defender al inocente, de declarar el amor»77. ¿Cómo explica E. Nicol esta dialéctica del verbo? El verbo ha tenido dos nacimientos y en cada caso su historia es el desentrañamiento de su esencia. En el primer nacimiento el verbo era natural, se encontraba en estado de barbarie inocente, de simplicidad. Simplemente servía para designar. Y en la unidad del verbo se encontraban tanto el buen verbo como el mal verbo como dos posibles o potencias opuestas de lo mismo. La estructura esencial dialéctica del verbo poseía la unidad de los opuestos. 74. Cfr. FH 22-32. 75. FH 173-174. Puede verse también E. NlCOL, La agonía de Proteo (México 1981, 96-102) para otras indicaciones sobre el pecado. 76. FH 174. 77. FH 175. En otras ocasiones al hablar de la bondad y maldad del verbo no se refiere a aspectos morales, sino al mismo modo de hablar o a la carencia general de norma y medida. Por ejemplo: «Un retroceso de la simplicidad, del bien decir en pocas palabras; un predomi­ nio creciente de la malévola verbosidad complicada» (FH 177); «El predominio de lo malo sobre lo bueno es lo temible; la falta de norma, regla y criterio gramatical y moral; la indife­ rencia ante el mal hablar... La indiferencia final: el fin del humanismo» (. Ibid .).

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