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310 MANUEL GONZALEZ GARCIA Hasta tal punto considera E. Nicol importante esta creación del mundo, que, si por un imposible, la humanidad desapareciera, las cosas no retorna­ rían nunca más al estado de «pureza» anterior a la existencia del verbo: «Habrían perdido su pureza, aunque fuera por un lapso breve, y en medio del silencio serían como exiliadas de aquel mundo en que tenían nombre»65. c) La legalidad: cada una de las dos formas de ser tiene su propia legalidad: materia-ley natural; verbo-ley de libertad. Y ambas se integran y unifican en el mundo humano que, por serlo, no puede prescindir ni de las leyes naturales ni de la libertad y el sentido66. 3. Logos «esencialmente metafórico»67. E. Nicol señala expresamente dos grandes metáforas en las que tiene lugar la transformación: a) La primera tiene lugar cuando, mediante el verbo, lo material es convertido en cosa nombrada; b) La segunda surge cuando, por medio de la tecnología, producimos utensilios que ya no son naturales sino útiles. Además tales utensilios reci­ ben nombres nuevos y así «el logos precede y guía a la tecnología»68. El hombre, en lugar de contentarse con las cosas como son, idea cómo pueden ser y de ahí el origen de los sistemas verbales: — utilitario, que evoluciona hasta el idioma de la tecnología actual — religioso, que llega a convertirse en teología dogmática y moral — político — jurídico — filosófico — poético69. mundanidad. Ciertamente, ser hombre es ser-en-el-hombre. Pero esta declaración requiere dos precisiones; primero: el mundo no debe entenderse como el universo. Todo ente está en el universo, en el sentido de ser un componente del universo. Sin embargo, y este es el segundo punto, el ser del hombre es distintivo porque su modo específico de estar en el universo consiste en crear su propiomundo. La mundanidad no es sino la capacidad de producir mundos. El hombre esautor delmundo en quese encuentra y delos cambios mundanos». Para conocer más profundamente la teoría de la mundanidad en E. Nicol, cfr. M. GONZÁ­ LEZ G a r c ía , o . c., 138-142. 65. Ibid. 66. FH 68-69. Cfr. también 70. 67. FH 70. 68. FH 69. 69. FH 71. A propósito de la metamorfosis que realiza la poesía escribe: «En primer lugar, ella es resultado de una metamorfosis del lenguaje cotidiano. En segundo lugar, ella produce una metamorfosis de la realidad, creando una realidad verbal nueva, inteligible y con sentido propio... En fin, la poesía es un lenguaje distintivamente metafórico, y esta es la clave de su arte. Su modus operandi es invariable... impone en las palabras giros inesperados con el uso de lo que las preceptivas literarias llaman imágenes y metáforas. Lo real y lo verbal marchan juntos en ese viaje metabòlico» (FH 71).

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