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EL MISTERIO DEL ORIGEN DEL «VERBO» EN E. NICOL 307 Sonoridad: «La primera comunicación es sonora y crea su ámbito pro­ pio de resonancia. Este es el ámbito humano, distinto del espacio físico, donde se producen los ruidos y sonidos mundanos, desde el trueno al piar de las aves»51; «El sonido es el vehículo primario de la comunicación»52. Pero, al hablar de esta sonoridad no podemos reducirla a la simple mecánica de los órganos de fonación. Con la sola fonación nos quedaría­ mos en el grito o en la onomatopeya. Pero todo ello sería simplemente «sonido sin significado»53. Palabra: Es lo mismo que el sonido con sentido para identificar las cosas. Función propia de la palabra es dar nombre a las cosas con lo que se logra alcanzar la realidad de un modo superior al puro gesto, más allá de lo físico54. Unida a la palabra está la sintaxis en cuanto «orden conjunto de voca­ blos», resaltando E. Nicol, en este punto, el valor de la palabra como «lenguaje articulado», como unión de fonación y sintaxis, en la que poseer y ofrecer las cosas varía con el sonido55. Pensamiento: finalmente, la fonética y la semántica unidas engendran el concepto. «No hay pensamiento sin sustantivos, que son el germen de los conceptos»56. Un educación de siglos parece que nos ha conducido a la conclusión de que en la relación cognoscitiva la importante es la relación del logos con el ser y que parece que pueda prescindirse del oyente. E. Nicol, aun­ que brevemente, es consecuente con la posición que ha defendido en 51. FH 52. 52. FH 53. 53. FH 163. Cfr. también 52, 59-60; E. NlCOL, Crítica de la razón simbólica, México 1982, 265. 54. FH 51. 55. Tomando pie de la voz personal, del timbre y tesitura, señala que «hay infinitas maneras de decir la misma cosa con las mismas palabras; de poseer y de ofrecer la cosa, según las inflexiones orales. La sonoridad se integra en la personalidad» (FH 52). Y de acuerdo con estas indicaciones se extiende largamente sobre los distintos modos de hablar: poesía, filosofía, teatro, conferenciantes, etc. (Cfr. FH 53-57, 60-61). 56. FH 52. Cfr. también 53. Al respecto podrían reproducirse muchas líneas de esta obra. Baste como ejemplo lo siguiente: «La pura voz sin sentido no tiene sentido. En el canturreo sin palabras el hombre usa la voz como insttrumento musical, y con esto reduce su dimensión humana. A esa voz algo le falta. El puro sonido reclama el sentido. La musicalidad del verbo es decisiva porque no es sólo música» (FH 59). En La primera teoría de la praxis (México 1978, 27), escribía E. Nicol: «Hablar es apro­ piarse de la realidad, en el acto mismo de ofrecerla o comunicarla. La clave del acto lingüís­ tico se halla en esa estructura dialéctica del diálogo. También la verdad es una conversión: el logos versa sobre el ser; pero lo versado se vierte al interlocutor. Por la verdad, el ser se afirma y se confirma como posesión común».

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