PS_NyG_1993v040n002p0287_0296

288 CARLOS BAZARRA Pero, por favor, no caigamos en las sutilezas de todos aquellos alérgicos a la opción por los pobres que, dándoselas de inteligentes, comienzan por preguntar: «¿Y quiénes son los pobres?». Argucias de sofistas para retrasar in aeternum el compromiso con los pobres. Los niños saben quienes son los niños y quienes son los mayores. Acep­ temos su condición mental virgen para leer el Evangelio. Este sería nuestro puto de partida. 1. Mensaje evangélico Hay una relación obvia, entre ser niño y ser hijo. Los niños son siempre hijos, pero no todos los hijos son niños. Ser hijo abarca más que ser niño. Es ley de vida que los hijos dejen de ser niños. Sin embargo, el Evangelio aporta una novedad en este aspecto. Los términos evangélicos griegos usados para designar a los hijos son «uiós» y «téknon», que no encierran de suyo referencia a la niñez. En cambio, cuando se quiere acentuar la dimensión de infancia, se recurre a los vocablos «bréfos», «paidíon» y «népios». Los adjetivos «mi­ cros», «tapeinós», «elájistos» añaden el matiz de humilde y pobre, la dispo­ sición del que, sin ser niño, se hace tal. En base a este léxico encontramos en los Sinópticos unos bloques teo­ lógicos sobre los niños que vamos a analizar3. a) Los niños, sujeto del Reino El primer bloque lo constituye la escena en que las madres presentan a sus niños para que Jesús los bendiga. La reacción de los Apóstoles es de rechazo: «los discípulos les riñeron» (Mt 19, 13; Me 10, 13; Le 18, 15). Se advierte netamente la diversidad de criterio entre los discípulos y el Maestro: «Dejad que los niños vengan a mí y no se lo estorbéis» (Mt 19, 14; Me 10, 14; Le 18, 16). La razón de esta afinidad entre Jesús y los niños no es meramente afectiva y psicológica, es primordialmente teológica, radica en el mismo Reino de Dios: «De estos niños (“paidía”) es el Reino de los cielos» (Mt 19, 14); «de ellos es el Reino de Dios» (Me 10, 14; Le 18, 16). Lucas especifica que las madres le presentaban los recién nacidos («brefe»), con lo que se destaca más todavía la debilidad, la impotencia, la inutilidad. 3. X. L eon -D ufour , Vocabulario de Teología Bíblica , Barcelona 1973, palabra «Niño».

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz