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284 ENRIQUE RIVERA DE VENTOSA Este juicio histórico tan autorizado nos vemos obligados a tener que completarlo. J. Hóffner hace surgir la ética de la colonización, ante el hecho de los abusos e injusticias contra los indios, por un despertar de la conciencia cristiana en el alma de los misioneros. Históricamente inicia las protestas el P. Montesinos en el cuarto domingo de adviento, predicando desde el pulpito. Las protestas de la conciencia cristiana herida se suceden unas a otras, hasta culminar en las clamorosas del P. Las Casas. Una deuda histórica tiene la humanidad con estos misioneros. Pero J. Hóffner silencia —y con él otros muchos— que estas protestas iban a cla­ varse en la conciencia del rey de España, el cual se sentía muy responsable del trato que debía darse a sus súbditos, los indios. Este dato plenifica la gloria de España. Las protestas de los misioneros a favor de la justicia no se estrellaron contra la fría roca del interés político, como tantas veces sucede hoy día, trocando las protestas en inútiles, quizá, en ocasiones, hasta perjudiciales. Calaron las protestas misioneras en el alma del Rey. Prueba de ello, al año de la primera protesta del P. Montesinos, diciembre de 1512 , se dan las leyes de Burgos, completadas con las cláusulas de Valladolid en el año siguiente. Todo porque el rey Fernando quería estar en buena con­ ciencia ante tan gravísimo negocio. Al mismo tiempo su fidelidad conyugal en nostalgia le recordaba las palabras de la reina Isabel, quien, al morir, pide en su codicilo exigente protección y amparo para sus indios. Esta vertiente moral hispánica no se la puede desconocer. Y es de la unión de ambas conciencias, la de los misioneros en el trato diario con los indios y la de los poderes políticos hispanos que quieren cumplir su mi­ sión, de donde surgen las polémicas, discusiones, lecciones doctorales y demás encuentros que cristalizan en ese dechado de legislación, que son las Leyes de Indias. El otro escritor al que hemos aludido es el norteamericano Lewis Han- ke. Mucho se ha ocupado este hispanista de la obra de España en América. Nos tenemos que limitar aquí a servirnos de uno de sus escritos más pre­ claros: The struggle fo r justice in the spanish conquest o f America. Con estas palabras, que tomamos de la traducción española, abre su obra: «Este libro se propone demostrar que la conquista de América por los españoles no fue sólo una extraordinaria hazaña militar en la que un puñado de conquistadores sometió todo un continente en un plazo sorprendentemen­ te corto de tiempo, sino, a la vez, uno de los mayores intentos que el mundo haya visto de hacer prevalecer la justicia y las normas cristianas en una época brutal y sanguinaria»35. 35. Lewis Hanke, La lucha por lajusticia en la conquista de América , Buenos Aires 1949, 13.

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