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278 ENRIQUE RIVERA DE VENTOSA colonizadora. Apena que no siempre esta faena se haya mantenido en estos raíles tan humanos y tan cristianos. Este sentido de colonización elevadora del indio obtiene un mes des­ pués un máximo respaldo en las célebres Bulas de Alejandro VI. En el mundo semi-sabio no se nombra este papa sin suscitar sonrisa maliciosa. No intentamos justificar sus desarreglos. Pero hoy la crítica histórica le juzga buen gobernante, altamente preocupado por la marcha de la Igle­ sia. Dentro de este buen gobierno deben situarse las famosas Bulas refe­ rentes a España. Con ellas completaba las de sus predecesores, que res­ paldaron con ellas la expansión portuguesa en A frica22. Uno de ellos, Calixto III, era de la familia Borgia como Alejandro VI. Este Papa, contra ilusos repartos que se le han imputado, no pudo agraciar a Espa­ ña con lo que era desconocido: el Nuevo Mundo, ignorado en casi su totalidad en mayo de 1493. Tan sólo quiso delimitar las fronteras de influencia de las dos naciones peninsulares en sus posibles descubri­ mientos. En ello buscaba la paz entre las mismas y una mayor posibili­ dad de atender al aborigen descubierto. Pero es menester añadir que en virtud de la mentalidad medieval vigente entonces, sobre todo fuera de España, comenzando por la Curia de Roma, el Papa se creyó con dere­ cho a donar a los Reyes de España los territorios que pudieran ser des­ cubiertos. Así ellos siempre interpretaron las Bulas. No podemos detenernos en la polémica histórico-jurídica en torno a estas Bulas. Pero es muy de notar que en ellas el Papa propone al nativo indio como objeto de máxima preocupación en la colonización encomen­ dada. En éstas ya no son los territorios el tema central de la intervención, como en las Bulas anteriores respecto de Portugal, sino que, señalados los campos de la respectiva influencia, imponen a los Reyes Católicos esta ulterior obligación. Por su significación histórica la extractamos literalmen­ te de la Bula, Inter caetera , 3 de mayo de 1493: «Nos os rogamos insistentemente en el Señor... para que con ánimo ferviente queráis y debáis conducir a los pueblos que viven en tales islas a recibir la profesión católica, sin que nunca os intimiden peligros ni trabajos... Y además os mandamos, en virtud de santa obediencia... habréis de destinar a las tierras e islas antedichas varones probos y temerosos de Dios, doctos, instruidos y expe- 22. L. LOPETEGUI, D os modernas interpretaciones de las bulas alejandrinas: las de don Manuel Giménez Fernández y don Alfonso García Gallo , en Historia de la Iglesia en la América española, 53-61. En este estudio se hace ver la conexión de las Bulas de los Papas a favor de Portugal y España, dadas al margen de la prevención nacionalista que hoy algunos subrayan.

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