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SENTIDO DE LA COLONIZACION HISPANA EN AMERICA 277 en abril del año siguiente, 1493, tiene lugar un hecho que señala el cambio fulminante al que hemos aludido. He aquí el hecho relatado por el historiador de Indias, F. López de Gomara. Extractamos del relato lo que más hace a nuestro propósito: «Estaban los Reyes Católicos en Barcelona cuando Colón desembarcó en Palos y hubo de ir allá... Finalmente, él entró en la corte con mucho deseo y concurso de todos, a 3 de abril, un año después que partió de ella. Presentó a los reyes el oro y cosas que traía del otro mundo; y ellos y cuantos se hallaban delante se maravillaron mucho en ver que todo aquello, excepto el oro, era nuevo como la tierra donde nacía. Loaron los papagayos por ser de muy hermosos colores... Lo que más miraron fue los hombres, que traían cercillos de oro en las orejas y en las narices, y que no fuesen blancos, ni negros, ni loros, sino como tiriciados o como membrillos cochos. Los seis indios se bautizaron... y el Rey, la Reina y el príncipe don Juan, su hijo, fueron los padrinos para autorizar con sus personas el santo bautismo de Cristo en aquellos primeros cristianos de las Indias y Nuevo Mundo»21. Hoy este relato se le puede fácilmente leer como algo que va de sí. Y sin embargo una reflexión sobre la época obliga a afirmar que la catego­ ría histórica de colonización cambia de signo. Hasta entonces, según hemos señalado, ha tenido un signo predominantemente comercial. Desde este momento en que los Reyes asisten al bautismo de los indios y los apadri­ nan, la colonización pone en primer término al ser nativo de aquellas leja­ nas tierras. No decimos en modo alguno que el motivo comercial vaya a dejar de influir en la colonización hispana. Pero este gesto de los Reyes proclama la alta estima que hacen del indio, preámbulo de la dirección política de su colonización, que tendrá como objetivo primario la promo­ ción y transformación del nativo en sentido humano y cristiano. Se seguirá escribiendo que España fue a matar indios a sus colonias. La obra silente de miles de españoles que han quemado sus vidas —testigo he sido en este invierno de que las siguen quemando— a beneficio del indio, para trans­ formarlo, primero en hombre , después en hijo de Dios , declara este alegato contra España falso en historia e injusto en moral. El punto de partida de esta civilización humana y cristiana la vemos en el gesto patriarcal y ma­ triarcal de los Reyes en el bautizo de los indios en Barcelona, apadrinados con su nombre y protección. Lo repetimos: la colonización hispana cambió de signo en abril de 1493. Desde las capitulaciones comerciales de Santa Fe ha pasado un año. Qué feliz cambio dio en este año la faena humana 21. F. L ópez de G om ara , Historia general de las Indias, Caracas 1979, 33-34.

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