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EL DESEO DE DIOS EN LOS ESCOTISTAS DEL SIGLO XVI 247 Con esto se prueba que no puede haber una beatitud perfecta o «sim- pliciter» fuera de la visión de Dios. Sencillamente, porque Dios es nuestro objeto supremo posible. Resultaría de interés, ver la solución de este autor al problema de una quietud del apetito fuera del grado superior de gloria, por si nos daba alguna aclaración ulterior. Pero en la cuestión correspon­ diente no se propone esa dificultad. 4. Esta posibilidad de una quietud relativa para la naturaleza intelec­ tual se encuentra someramente indicada en un tratado sobre el alma escrito en italiano por Melchor FrizzolP 5. En el diálogo que constituye el libro, pregunta Microcosmo: «Si las pobres almas del limbo están privadas del paraíso, que es sumamente deseable, ¿no parece lógico que deberían entristecerse al no encontrar satisfacción su deseo?». Y Teose- bia responde: «Según san Buenaventura, no se experimenta tristeza por un deseo que no puede cumplirse, cuando se da una recompensa que aparece suficiente según la estimación del mismo que tiene el deseo; porque juzga que ya se le ha satisfecho con esa recompensa y, en conse­ cuencia, se queda callado y quieto sin otro deseo». «Me agradaría un ejemplo», dice Microcosmo. Y continúa el interlocutor: «Dice el predi- cho santo que hay muchos que querrían estar en el paraíso; pero mien­ tras no están, no por eso se entristecen, antes se alegran del estado y vida presente, y están callados y contentos con lo que tienen. Todavía se podría añadir el ejemplo de que muchos artífices y mercaderes se con­ tentan con su estado y grado sin buscar señorías, dignidades o excelen­ cias ducales, conociendo que no son para ellos. Igualmente vemos que los niños se contentan con cualquier cosa de jugar o comer y no desean riquezas, honores o superioridades, porque no son capaces de cosas semejantes, sino que, conforme a su capacidad, el apetito va en propor­ ción al conocimiento». Y hace la aplicación: «Si bien las pobres almas del limbo querrían estar en el paraíso, sin embargo están contentas en su estado, juzgando que se les ha hecho la debida compensación. Por otra parte, la altura del cielo empíreo no está adaptada para ellos, y no buscan ya el paraíso porque no son capaces. Así, su afecto va acorde con supra q. 8 huius dist. Tum quia totum ens est objectum suum et per consequens non quietatur nisi in cognitione summa, scilicet intuitiva, quae est perfectior aenigmatica. Tum quia cognitio intuitiva competit sensui circa obiectum suum: ergo et intellectui circa suum. Et sic ratio naturalis docet quod Deus immediate et nude poterit cognosci et per consequens diligi ab homine» {Ibid ., fol. 186c-d). 35. Melchor Frizzoli (t 1520) escribió sólo un libro sobre el alma, y no dos como creyó L. Wadding a causa de la variación del título en las distintas ediciones: Trattato deWanima y Dialogo deWanima. Usamos la edición con el segundo título, Bolonia 1538, revisada por el franciscano Rafael de Nobilibus. Cfr. SBARAGLIA, t. 2, p. 246a-b; HüRTER, t. 2, col. 1119.

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