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240 BERNARDINO DE ARMELLADA Esto no obstante, es posible encontrar a través de todo el siglo autores franciscanos que expresan su pensamiento acerca del problema del sobre­ natural, que, siguiendo la tradición, centran sobre todo en la radical conve­ niencia (o no conveniencia) de la naturaleza humana con el fin sobrenatu­ ral, que se designa corrientemente con la expresión «deseo (o apetito) de la visión de Dios»4. 1. Pasando ya al examen de los tratados o, tal vez, a las simples alusio­ nes al tema por parte de los teólogos franciscanos del siglo XVI, nos encon­ tramos a principios del siglo con la reedición de la obra de ]uan de Colo­ nia 5, quien de algún modo toca el problema que un «deseo natural de la visión de Dios» crearía a la gratuidad de la gracia, dado el carácter de exigencia que un deseo natural implicaría según la filosofía aristotélica. Juan de Colonia habla de algo tan poco actual en nuestras inquietudes como son los grados de beatitud en la gloria. Y advierte que un «apetito natural» no exige para ser correspondido llegar a la máxima perfección de que es capaz. Esto sólo le compete, hace notar, al apetito natural del alma de Cristo. El deseo de perfección, en cuanto tal, queda satisfecho no en la medida de su capacidad material, sino ajustándose razonablemente a la voluntad de quien lo satisface6. No hay, por tanto, una relación necesaria entre la capacidad natural y su objeto, cuando éste es don voluntario de 4. Es oportuno tener en cuenta que, a pesar de que las terminologías «visión de Dios», «apetito natural», e incluso «sobrenatural», etc., resultan tal vez arcaicas para algunas mentes, no por eso dejan de responder a un problema teológico siempre actual y en algún modo radicalizado en la perspectiva antropológica de la teología. La situación del hombre como «búsqueda de sentido», como necesitado de una respuesta definitiva y personal, como abierto (o no) a la trascendencia... es lo que se estudia y se trata de esclarecer en la discusión escolástica sobre el «apetito natural del fin sobrenatural». 5. Juan de Colonia (s. XIV) pasa como autor de una suma de 430 cuestiones tomadas de las obras de Escoto, que, editadas en Venecia (1472), se reeditan en Basilea (1510) con algún retoque y en orden alfabético, bajo el título Quaestiones magistrales in divina subtilissimi Seoti volumina. Cfr. H. SßARAGLIA, Supplementum et eastigatio ad Seriptores trium Ordinum S. Francisei, t. 3, p. 54a-b; H . HURTER, Nomenclátor Litterarius Theologiae catholicae , Oeniponte 1903-1911, t. 2, col. 524s. Sobre la dudosa identificación de este autor cfr. O. BoNMANN, Johannes Blomendal von Köln und sein literarischer Nachlaß , en Franz. Stud. 28 (1941) 36-52. 6. «...non omnis appetitus naturalis vel sensitivus quietabitur secundum quod est aptus natus quietari, ita quod quietetur tanta perfectione quanta est capax: hoc autem tantum convenit appetitui naturali animae Christi. Sed appetitus totalis quietatur secundum quod erit consonum rationi et voluntati: ut omnis appetitus quietetur in respectum ad illam causam quae quietat, non secundum capacitatem ejus» ( Quaestiones magistrales..., q. 72, fol. 42a). Resúmenes de la doctrina escotista sobre el apetito natural pueden también encontrarse a principios de este siglo en obras que no pretenden una posición explícita del autor frente a los problemas. Sirva de ejemplo Antonio de Fantis en su Tabula generalis Scoticae subtilitatis, Lugduni 1530: «Appetitus naturalis cujuscumque voluntatis est ad summam gloriam, hoc est ista voluntas potest naturaliter perfici tanta gloria, nec tamen ibi est tanta inclinatio naturalis ad summam, quod oppositum formae, id est, non summa gloria vel potentia isti violenter insit...» ( Tabula , ter. ‘Appetitus naturalis’)-

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