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256 BERNARDINO DE ARMELLADA hombre como entendimiento y voluntad) se inclina naturalmente al primer objeto (Dios en su realidad concreta e inmediata), no puede haber satisfac ción definitiva mientras no se llegue a la plenitud de ese objeto primero. La inclinación es proporcional a esa plenitud73. Con una sutileza que esclarece una pista interesante en la interpretación del escotismo, se propone la cuestión sobre la cognocibilidad natural del fin último (e implícitamente sobre la cognoscibilidad del deseo natural). Se coloca en la situación del alma que ha llegado ya a la visión beatifica: ¿Podría reflexionar con sus fuerzas naturales sobre el acto beatífico en cuanto beatífico? Ciertamente podrá considerarlo, responde; pero siempre será en virtud de aquello que confiere la rectitud a ese acto74. Y sabemos que la rectitud del acto beatífico (su realidad de unión inmediata con Dios) tiene, en el pensamiento escotista, una dependencia inmediata de la volun tad aceptante de Dios75. 14. También Francisco Ovando 76, en su Breviloquio de Teología es colástica, recurre a la idea de la imagen de la Trinidad en el alma en un 73. «Actus beatificus intellectus non potest esse cognitio abstractiva, sed necessario intui tiva , quia abstractiva est quae est existentis et non existentis. Et sic beatitudo posset esse in objecto non existente, quod est impossibile. Abstractiva etiam potest haberi licet obiectum non attingatur in se sed in similitudine. Beatitudo autem numquam habetur nisi ipsum obiec tum beatificum immediate in se attingatur. Et hoc est quod aliqui vocant, et bene, ipsam intellectionem intuitivam visionem facialem... Infinitas est per se conditio obiecti quietativi et ita beatifici... quia cum potentia naturaliter inclinatur ad primum obiectum suum, ubi non est plenitudo obiecti primi sed defectus plenitudinis, ibi non est quietudo; immo potentia ulterius inclinatur ubi ulterius est ratio primi obiecti» ( Ib ., q. 6, p. 87). 74. «Ad illud cum arguitur quod anima potest reflecti super actum beatificum ut beati- ficus est, hoc potest negari. Verum quidem est quod reflecti potest, sed non nisi virtute illius, virtute cujus habet actum rectum. Nec plus probat auctoritas Augustini, quia non dicit quod possit semper ex sola natura, sed, si habet actum rectum potest reflecti super illum vel virtute naturae vel ex virtute illius per quod habet actum illum» {Ibid. , q. 15, p. 127). 75. El sentido moderado de este voluntarismo puede comprobarse en el estudio directo sobre Escoto del G. B udzik , OFM, De conceptu legis ad mentem Joannis Duns Scoti, Burlington, Wisconsin (U.S.A.) 1954, pp. 12-10, con la bibliografía que va dando en notas. Una de las cosas que intenta, según dice en la introducción, es demostrar que en el sistema de Escoto «sive leges sive contingentia evadunt objectum voluntatis divinae autodeterminantis, tamen non eo sensu ut ipsa voluntas totaliter independens fiat a quacumque regula externa, quae in casu est essentia divina; proinde voluntarismus indeterministicus a Scoti philosophia omnino arcendus est (p. 3). La pista que creo es interesante en ese planteamiento del conocimiento natural en la situa ción del fin sobrenatural ya logrado, se refiere a la dificultad que los autores escotistas han encontrado siempre en interpretar la mente de Escoto, cuando afirma la posibilidad de que el hombre —en otro estado— conozca por sus fuerzas naturales su fin sobrenatural a través de su «apetito natural». Basta tener en cuenta que en la visión beatífica la capacidad natural de conocer no es anulada. Y el hecho de sentirse el hombre en su quietud definitiva puede connotar un conocimiento natural del «apetito» que ahora sólo se conoce por revelación. 76. Francisco Ovando (1584), franciscano observante extremeño, publica entre otras obras un Breviloquium scholasticae Theologiae, Salmanticae 1584. Cfr. SBARAGLIA, t. 1, p. 292a-b; HüRTER, t. 3; col. 142.
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