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204 ALEJANDRO VILLALMONTE dogma básico en el N. Testamento: la universalidad absoluta de la acción salva­ dora de Cristo. Nos encontramos ante un teologúmeno al que no tiene sentido dotar de certidumbres divinales. Porque, dada correlatividad, contextualidad, circunstancialidad, índole evolutiva, procesual de toda adquisición humana de nuevas verdades, el proceso razonador seguido en una determinada circunstan­ cia histórica, puede y debe quedar abierto a otra relectura y hermenéutica crítica radical , e.d., que parta siempre de nuevo desde las raíces de nuestra fe en Cristo Salvador. Toda conclusión teológica es una afirmación siempre reformable y reformanda. So pena de que nuestra teología quede varada en una ficticia intem- poralidad, basada sobre «dogmas de granito», es decir, muertos. Pero la afirmación de Sayés sobre la continencia del pecado original en el N.T., supera la perplejidad y llega a producir dura repulsa cuando lee­ mos estas palabras: «Se ha dicho hasta la saciedad que era incomprensible que, si Cristo nos ha venido a redimir del pecado original, en los evangelios nunca nos hable de él. Pues bien, pensamos que Cristo habla constantemen­ te del pecado original (?!). Es un paso más para la comprensión del miste­ rio» (p. 313). El subrayado, los signos de interrogación y admiración los he puesto yo. Desde hace 25 años he podido leer más de 1.000 estudios —entre libros y artículos— sobre el tema del pecado original. Nunca había encontrado una afirmación tan inverosímil y fuera de serie como esta del prof. Sayés. Pasado el primer desconcierto mío, he logrado contextualizar esta afirmación sobre la omnipresencia del pecado original en la predicación de Jesús. En efecto, el prof. Sayés identifica la incurrencia de todo hombre en el pecado original en el hecho de estar entregado por Dios el hombre al dominio de Satanás. Ahora bien, le parece claro que en los evangelios continuamente aparece la figura de Satanás como el enemigo a quien Jesús combate. Al identificar Sayés el pecado original con el dominio de Satanás, se le viene la «ocurrencia» de que Jesús, al combatir constantemente el reinado de Satanás, «habla constantemente del pecado original». Volvere­ mos más adelante sobre esta interpretación demonológica y satanista de la predicación de Jesús, de su acción salvadora en general, de su misma entra­ da en la Economía de salvación. El recurso a la Tradición eclesial Durante más de 15 siglos los testimonios de la Iglesia «occidental» a favor del pecado original han sido abrumadores por su abundancia y pluri- formes en la forma de manifestarse. Es obvio que ante tan inmenso material, si no es un especialista, en puntos concretos y con estudios monográficos, nada nuevo puede aportar. No es razonable pedirle esto a Sayés en un libro «que quiere ser un tratado escolar» (p. XVIII). Por eso sólo voy a hacer un

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