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SATANAS Y EL PECADO ORIGINAL 203 En su recorrido por el Antiguo Testamento , menciona varios textos que me parecen nada pertinentes al tema (p. 29-37), para recalar en la clásica narración de Gn 2-3. La conclusión es similar a la que era ya firme en los Manuales/Cursos de teología neoescolástica en la primera mitad del siglo XX: el A. Testamento no hablaría del pecado original «originado», aquel en todo hombre nacería incurso, pero sí de un pecado original originante , del pecado de Adán, «causa histórica» de la muerte y de todos los males y pecados que abruman a la humanidad (p. 38; 18, 29, 35). Y todo el cap. VIII (p. 338-385). La revelación plena del hecho del pecado original quedaría reservada al Nuevo Testamento. Precisamente como correlato y contrapunto oscuro, dia­ léctico para que resplandezca la sobreabundancia de la acción salvadora de Cristo. Visión cristocéntrica del problema que yo suscribo sin reserva mental y como única aceptable. Si bien, en mi opinión, es la excelencia del Redentor la que, mejor profundizada, nos impulsa a eliminar de nuestro horizonte teo­ lógico la pregunta por el pecado original. Volveremos sobre este tema crucial. Respecto al texto clásico del Rm 5, 12-21, todo hace pensar que Sayés va a encontrar formulado aquí, a plena luz, el dogma del pecado original: originante y originado. Pero la conclusión su exégesis deja perplejo al lec­ tor. Por una parte, se dice, «es indudable que Pablo no ha extendido su reflexión más que a los adultos» (p. 67). Serán los Padres (Agustín) quie­ nes, argumentando desde la universal redención de Cristo, llegaron a la «conclusión teológica» de que también los niños caen en pecado bajo el influjo de Adán. Pero inmediatamente se dice que Pablo «es el doctor del pecado original, aquel que en primer lugar ha afirmado que todo hombre es constituido pecador en virtud de la desobediencia de Adán» (p. 67; 65). Pregunto ¿cómo es que a Pablo, en el mismo texto, se le hace decir que «todo hombre» es constituido pecador por el pecado de Adán y, por otra parte, se dice que no habría incluido a los niños ? A la doctrina eclesiástica tradicional le es primordial y esencial al afirmación de los niños todos nacen en pecado original bajo el influjo de Adán. Pero, por lo visto, Pablo no afirma este extremo. En este contexto ¿cómo llamar paulina/bíblica a la doctrina eclesiástica del pecado original? Por este motivo, ya hace tiempo venimos defendiendo taxativamente la convic­ ción de que la doctrina eclesiástica/tradicional sobre el pecado original no es doctrina bíblica. El N. Testamento la desconoce del todo4. Se trata de una deduc­ ción/conclusión que los teólogos latinos (¡no los orientales!) dedujeron de un 4. Precedentes históricos de esta conclusión ver A. VlLLALMONTE, o. c.} 75-94; 147-153; 434-439; 465-490. De forma monográfica documentamos esta conclusión en un largo estudio: El Nuevo Testamento. ¿Conoce el pecado el pecado original? , en Estudios Franciscanos 81 (1980) 263-353.

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