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SATANAS Y EL PECADO ORIGINAL 219 el fiel, de la misma manera pensaron en la inhabitación de Satán en el no-bautizado», dice Sayés citando a Lukken (p. 298). Al llegar a la vida todo hombre es casa del diablo» (p. 299). Y para que el lector supere la tentación de blandura advierte Sayés que las frases citadas «son afirmacio­ nes hechas en sentido propio y que de ningún modo presentan una signifi­ cación metafórica» (p. 299). El tercer acto de este drama lo constituye la lucha que Cristo emprende para librar a los hombres de la esclavitud de Satanás. Los que reciben el bautismo son liberados del poder de Lucifer, pero los demás siguen domi­ nados por él. En principio destinados a la condenación eterna, si Dios no arbitra otros caminos extraordinarios para sacarlos de las garras de Satanás. Viene ahora del comentario y valoración crítica de la propuesta del prof. Sayés Tarea desagradable para cualquiera, pero no creo que al prof. le extra­ ñe, desde el momento en que su discurso no quiere ser más que una hipótesis de trabajo, una teoría, un ensayo de explicación teológica, un teologúmeno , según palabra puesta en circulación últimamente. Ya dije que mi desacuerdo, aunque tajante y radical, se mueve al mismo nivel de anti-hipótesis y anti-teoría. Estamos ante una de esas cuestiones quodliheta- les , de una de las «quaestiones disputatae» en las que, por imperativo de nuestra honorable profesión, debemos ocuparnos los teólogos. Si bien Sa­ yés parece estar muy convencido personalmente de su teoría demonológi- ca. Yo, personalmente, me encuentro muy seguro de mi teoría caritológica, es decir: que todo hombre llega a este mundo acogido-ya a la gracia y amistad de Dios, por los méritos de nuestro Salvador. Los inicios de Dominio satánico sobre la humanidad. La teoría de Sayés se presta a sabrosos comentarios que desearíamos no fuesen muy prolijos. En la enseñanza clásica sobre el origen del pecado en el mundo todo el protagonismo corre a cargo de Adán y, en los antifeministas de turno, a la iniciativa de nuestra madre Eva. Los santos Padres, a impulso de su exégesis literalista, del énfasis retórico, de la imaginativa de predicadores populares, también describen con densos rasgos la presencia de Satanás en el pecado adánico. En la teología escolástica Satanás va quedando en la sombra, como mero tentador. No entra a ser dominador hasta que el hombre adulto, volun­ tariamente, no le entrega su ser, según sugiere Pablo en Rm 5-7. Es un autén­ tico «novum» en el campo de la hodierna teología católica lo que ahora nos dice Sayés sobre el dominio de Luzbel sobre los seres humanos13. 13. La teoría satanista de Sayés tiene un precursor —al que no sé si conoce, pues no lo cita— en J. CASCANTE, El dogma de la Inmaculada en las nuevas interpretaciones sobre el

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