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SATANAS Y EL PECADO ORIGINAL 217 satánicas que vuelven a pulular en nuestro ambiente. Cuando en modo tan solemne se magnifica y engrandece a Satanás y se de dota de tan densa realidad personal y de tan amplios poderes, mentes enfermizas, crédulas, ignorantes no podrán menos de pensar que es «prudente» estar a bien, tener propicio a tan influyente Señor. Es explicable que den culto, organizen celebraciones satánicas y hasta le sacrifiquen vidas humanas a alguien a quien le llaman Príncipe de este mundo, y no a título honorífico, sino con mando en plaza. Los creyentes/creantes de la realidad personal , sustantiva, óntica de Satanás tal vez sean colaboradores de tales excesos; si bien lo hagan en forma lejana e involuntaria. Pero esta atmósfera propicia al satanismo está en relación directa con la frondosa demono­ logia cultivada por ciertos pastores y teólogos cristianos. Satanás , dominador de la humanidad pecadora En la perspectiva demonológica en la que Sayés se coloca, el dominio hegemónico de Satanás sobre la humanidad caída constituye la afirmación nuclear en su «teología del pecado original». Veamos cómo. Dentro del dominio que, según parecer de los demonólogos, ejerce Satanás en la creación entera y, singularmente, en los seres humanos, hay que distinguir grados de intensidad y jerarquía de siniestras verdades: 1. Dominio absoluto y sempiterno, irreversible sobre los condenados transformados, según los predicadores barrocos, en carbones ardientes del infierno, como el propio Satanás. ¡Satanización cumplida! En el planeta tierra y en la especie humana que en ella vive el dominio diabólico es pluriforme. 2. Ejerce un dominio pleno, casi-absoluto, pero reversible, sobre los endemoniados, los posesos, bien conocidos en la tradición cristiana. 3. Ejerce un dominio hegemónico, despótico, siempre bajo el control divino, en los hombres no-bautizados desde el primer instante de la exis­ tencia. Hasta que sean bautizados. 4. Dominio atenuado y que llamaríamos «político» sobre los adultos cristianos que, con su pecado personal grave, permiten que Satanás recupe­ re sobre ellos «sus derechos» iniciales e «institucionales». 5. Fuera ya del «dominio» propiamente dicho, Satanás mantiene una fuerte influencia en los destinos de los humanos, incluso sobre los mejores, los que llamamos «santos», por medio de tentaciones, seducciones, sugestio­ nes. Por lo demás, todo hombre, cualquiera que sea su situación histórico-sal- vífica, tiene siempre a la vista y experimenta en sí mismo, el dolor, la muerte, la inclinación, congènita y dura, al mal. Las cuales, en la actual historia huma­ na, serían señales-símbolos y como «sacramentos» siniestros de la presencia- influencia de Satanás, Señor todavía muy en activo, de la presente creación.

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