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198 GERMAN ZAMORA SANCHEZ [Mártir de trabajos] Tuvo un fervoroso deseo de tener sienpre travajos y deseó mucho pade­ cerlos por Dios y decía que ya que no le conzedía Dios ser mártir de sangre deseaua serlo de travajos y que no ynvidiaba tanto a los mártires el premio que alcanzaron cuanto el auer padecido por Dios tantos tormentos. La humildad suya fue tan grande que pidió a Dios que no le dejase morir prelado por exercitar la virtud de la ovediencia y humildad como súbdito, y que le diese que padezer por su amor en esta vida y que no muriese donde fuese conocido, para ni en vida ni en muerte le honrrasen. Y estando una //[179v] noche en oración en el conuento de Segovia le hauló un xpo. y le dixo: «Frai Ju.n, ¿qué quieres que te conzeda por el serbicio que me has hecho?». Y él rrespondió: «Señor, que me des travajos que padezer por tu amor y que sea menospreciado de todos». En la áspera penitencia, observancia y el ser magnánimo y constante y en su modestia fue por escelencia auentajado y en todas las demas virtudes. La virtud de la paciencia fue singular en él llevando con tollerancia las cosas adversas, travajos y ynteriores y esteriores. Desta paciencia dio mara­ villosos exenplos. Uno fue cuando le prendieron los padres calcados del paño en Toledo porque no quiso ovedezer algunas hordenaciones que en un capitulo que hicieron los padres del paño en Piasencia de Ytalia50 aviéndole sido mandado que no las ovedeciese por el padre frai Pedro Fernández51, visitador apostólico de la horden y del nuncio de su santidad de España52. Lleváronle al convento de Toledo, adonde le tuvieron nueue meses en prisión muy estrecha, tratándole como a un ynobediente, dándole por ello muchas penitencias, las quales sufrió con mucha paciencia //[ 180] y mansedumbre. En esta prisión fue muy fauorecido de la Virgen nra Señora y la otaua de su asunción estando cerrada la puerta de su cárcel con dos llaves, le sacó la Virgen por una parte muy alta y dificultosa, y aunque se ofrecieron en esto grandes dificultades casi ynposibles de venzer, de todas le livró la soverana Virgen y le puso en saluo53. 50. El capítulo general carmelitano de Piacenza (1575) adoptó medidas severas contra la Descalcez masculina y femenina, como la de confinar a su promotora, la madre Teresa, en un convento. Por su parte, fray Juan de la Cruz fue llevado preso al de descalzos de Medina. 51. Dominico, visitador de la Orden, favorable a la reforma. 52. Nicolás Ormaneto, igualmente afecto a la reforma. 53. Hay que enmarcar este célebre encarcelamiento conventual en un proceder, «nor­ mal» en la época, contra religiosos considerados díscolos (cfr. Dizionario degli stati di perfezio­ ne , art. «Carceri»).

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