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JUAN DE YEPES Y JUAN DE ZUAZO 195 y con su exemplo edificaua a otros y le tenían tanto rrespecto y veneración que delante del se componían los demás rrelixiosos y no osauan [ sic ] hazer ni deqir cosa rreprehensible. Aviándole enviado su prelado33 a estudiar la teología a Salamanca dio allí tan singular exenplo de virtud, acrezentando sus asperezas, penitencias, mortificaciones34. Sus ayunos heran los de la rregla primitiva, que es la mayor parte del año. Las disciplinas continuas y rregurosas, los celicios asperísimos y entre otros traya a rraíz de las carnes un juvón hecho de //[ 177v] esparto anudado y unos garhuelles ... de los mesmo35. Hera tan grande el exemplo que daua de virtud en todo género que con ser mozo y no estar hordenado de sacerdote le tenían todos los rreligiosos en gran veneración. [Conoce a santa Teresa] Acavados sus estudios36, se bolvió al convento de Medina con mayores deseos de la vida solitaria y ansi trató de pasarse a la Cartuja y en este tienpo37 llegó a esta villa la madre Teresa a fundar el convento de sus monjas y teniendo noticia deste venerado padre y de sus grandes virtudes38 procuró verle y comunicarle. Hízolo y quedó con grande estima del y le persuadió a que procurase levantar una rreformación que guardase la rre­ gla primitiva de frailes como la santa yva levantando de monjas. Condes­ cendió con esto movido de Dios39. Por horden de la madre Teresa de 33. De ser el mismo provincial que lo recibió a la profesión, se trataría de Angel de Salazar. Rector del colegio medinense de Santa Ana, al emitir fray Juan de Santo Matía sus votos religiosos, era Alonso Ruiz. 34. Estaba domiciliado en el colegio de San Andrés, de su Orden. 35. El párrafo se diría trasunto de lo testificado en carta de 1606 por un correligionario y colega de estudiantado, Alonso de Villalba: «Con ser tan mozo como era, vivía religiosamen­ te con grande recogimiento y observancia, y hacía dura y áspera penitencia, así en ayunos como en disciplinas y cilicios, de los cuales yo vi y tuve en mis manos, como zaragüelles hechos de esparto, agudos al modo de las redes que ponen en gallineros, y los mismo un jubón, que todo eso traía a raíz de las carnes...» (citado por B. Velasco, De Fontiveros, 142). 36. Con el curso académico de 1566-67. Poco antes se había ordenado de sacerdote en Salamanca e ido a cantar su primera misa a Medina. 37. En verano de 1567. 38. La tuvo a través de otros compañeros, como ella refiere: «Poco después acertó a venir allí un Padre de poca edad, que estaba estudiando en Salamanca, y él fue con otro por compañero, el cual me dijo grandes cosas de la vida que este Padre hacía. Llámase fray Juan de la Cruz» ( Fundaciones , 3, 17, ed. de Efrén de la Madre de Dios y Otger Steggink, 2.a ed., Madrid 1967, 524b). 39. «Yo alabé a nuestro Señor, y hablándole, contentóme mucho, y supe de él cómo se quería también ir a los cartujos. Yo le dije lo que pretendía, y le rogué mucho esperase hasta que el Señor nos diese monesterio, y el gran bien que sería, si havía de mejorarse, ser en su mesma Orden, y cuánto más serviría al Señor. El me dio la palabra de hacerlo con que no se tardase mucho» ( ibid .). El otro aspirante a cartujo era el propio prior de Santa Ana, Antonio (de Jesús) Heredia, a quien ya había sondeado la santa.

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