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P. GERMAN ZAMORA SANCHEZ (1933-1992) 173 desaparición de tensiones contrapuestas en la vida de la provincia. La satis­ facción general de los vocales del nuevo capítulo provincial ordinario, cele­ brado en El Pardo (Madrid) los días 26-28 de junio de 1978, se manifestó a la hora de la elección del ministro provincial: en los cuatro escrutinios realizados, el P. Germán obtuvo 21 votos indefectibles contra los 23 defini­ tivos de su sucesor. Naturalmente, no se trató de una batalla electoral perdida por uno y ganada por el otro; el verdadero encontronazo de ambos sucedió días después, el 7 de julio, cuando regresando de una visita a la fraternidad de Manzanares, a la altura de Puerto Lápice, el coche, con­ ducido por el nuevo provincial, fue envuelto en una violenta colisión de vehículos. También en este accidente se llevó la peor parte el P. Germán. Casi dado por muerto por los primeros socorredores, fue ingresado en el hospital de Manzanares y sometido a una complicada operación del fémur. En agosto, cuando convalecía junto con el provincial en El Pardo, fue nombrado por la definición vicario conventual de Salamanca, director del Colegio mayor y profesor en el instituto filosófico-teológico «Gaudium et spes» de Salamanca, donde los estudiantes de la provincia seguían los cursos de la carrera eclesiástica. En principio aceptó por obediencia, pero por efecto sin duda del trauma sufrido en el accidente, no se sintió con fuerzas para desempeñar debidamente su cometido, y presentó la renuncia que fue aceptada en noviembre. Entretanto había solicitado del P. General pasar al Instituto Histórico de la Orden en Roma, donde pudiera con mayor tranquilidad física y eficiencia intelectual dedicarse a la investiga­ ción y al cultivo de sus «aficiones» científicas y literarias. El P. General que le conocía personalmente y apreciaba los servicios prestados a la pro­ vincia, especialmente como vicario y como ministro provincial, accedió gustoso después de haber recibido el voto favorable de los miembros del Instituto. El período romano El P. Germán llegó a nuestro Instituto el 11 de marzo de 1979, y fue en seguida asignado al consejo de redacción de la revista «Collectanea francis­ cana», en la que comenzó a colaborar ese mismo año con trabajos y recen- diones. Pero una vez más hizo su aparición su némesis de las carreteras. Volviendo del aeropuerto de Fiumicino la tarde del 24 de enero de 1980, al regreso precisamente de un viaje a Madrid para la revisión de los desper­ fectos físicos del accidente de Puerto Lápice, el coche del Instituto derrapó espectacularmente, desintegrándose en la cuneta. Los tres ocupantes re­ sultaron milagrosamente ilesos, excepto, como siempre, el P. Germán, que

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