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172 ISIDORO DE VILLAPADIERNA definitorio. Por renuncia del vicario provincial a su cargo, éste fue asignado al P. Germán por el definitorio general, tras el voto del definitorio provin­ cial, el 6 de julio. El 15 del mismo mes fue nombrado superior de la comunidad del convento de Salamanca, al que se acababa de integrar la fraternidad y colegio de Santa Marta. Había entrado de lleno en el ajetreo de la vida de una provincia en cambio. Sus viajes de Salamanca a Madrid se hicieron necesarios y frecuen­ tes; en uno de ellos, el 24 de abril de 1975, cerca ya de la capital, volcó el autobús, y el P. Germán llevó la peor parte del accidente. En estado in­ consciente fue internado en el Clínico de Madrid, encontrándosele varias vértebras aplastadas. El tratamiento y permanencia en el hospital duró los meses de mayo y junio. Aún convaleciente, se presentó en el capítulo pro­ vincial, y, al primer escrutinio, y casi por unanimidad, fue elegido ministro provincial (48 votos de 53 votantes). Fue un verdadero plebiscito en favor del maltrecho P. Germán, en quien la provincia ponía todas sus esperanzas de una eficaz e iluminada renovación. Así lo captó y aceptó él. El programa de su trienio fue precisamente la reconciliación en la unidad y en la pluri- formidad, asignado para ello a la formación una atención prioritaria. El P. Germán era un optimista que creía sinceramente en la bondad del hombre y en su sentido del deber. Para aunar los esfuerzos individua­ les y para preconizar los valores de la vida fraterna, a través del diálogo, él, con su definitorio, ya en el mes de agosto decidió la fundación de un nuevo boletín interno, que conservara la espontaneidad del anterior «D iá­ logo franciscano», pero libre de cualquier acento polémico. El nuevo bole­ tín, llamado «Flash», aún existente, favorecía la intercomunicación entre las fraternidades de la provincia y agilizaba la información sobre la vida de la provincia y de la Orden. No se le ocultaba al nuevo provincial la amargura de quienes veían con desconfianza el nuevo rumbo del cambio. Para ellos, especialmente, redactó su primera felicitación de Navidad, de­ seando a todos paz y alegría, «en especial para aquellos hermanos nuestros que, por cualquier causa, pudieran ver ensombrecido este gozo santo de la venida de Cristo». No nos detendremos a especificar las iniciativas que realizó en su trie­ nio 1975-78. Sólo queremos recordar que a él le correspondió el honor y la satisfacción de convocar y celebrar el tan ansiado capítulo provincial extraordinario los días 4 a 9 de julio de 1977 en El Pardo. Cuidadosamente preparado, sus temas fueron la vida fraterna franciscana de la provincia y la formación en sus varias etapas y aspectos. El desarrollo y éxito del capí­ tulo hicieron patentes que el esfuerzo de mentalización realizada desde los tiempos del «Diálogo franciscano» no fue en vano, llegándose por fin a la

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