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ALAIN GUY Y SALAMANCA 79 — La del filósofo sin más, persuadido de haber hallado en la armonía onto-teológica de esa tradición una de las claves de la unidad de sentido de la ciencia y conciencia humanas, tan afanosamente buscada por genera­ ciones de metafísicos. Dicha unidad armónica, irreductible y tensa en su complejidad, se presentaba de golpe a sus ojos como un camino para la verdad integral, objeto a la vez de contemplación y de vida; medio para encontrarse especulativa y experimentalmente con el Fundamento de todo ser y conocer. Asimismo la asumió como una buena respuesta a la cuestión de las relaciones entre la razón y la fe, que tanto le preocupaba por en­ tonces. — La del historiador de la filosofía renacentista , convencido de haber hallado en la Escuela de Salamanca una fuente desconocida e ignorada, y sin embargo esencial a su juicio para la comprensión de una de las épocas cruciales de la historia filosófica europea. La mera existencia de dicha es­ cuela era a sus ojos todo un argumento de carácter histórico-doctrinal contra quienes hacían del Humanismo una especie de vuelta al paganismo o una contraindicación del espíritu cristiano. A la luz de la tradición filo­ sófica salmantina, el Renacimiento dejaba de ser un mutilado histórico, respondiendo «a las más altas y más exigentes aspiraciones de nuestra razón y de nuestra fe » l. — La del hispanista , feliz de haber encontrado en aquel rico venero razón suficiente para compaginar en su quehacer intelectual hispanismo y «filosofía», hispanismo y «metafísica», cosa hasta entonces poco menos que impracticable por los prejuicios en que los estudios sobre España se habían desenvuelto desde la Ilustración. A aquélla se le había reconocido casi todo menos el pensamiento filosófico estricto. Alain Guy sin embargo, profundamente bergsoniano, se propuso conscientemente hacer la síntesis de esa novedosa dimensión histórico-filosófica, contribuyendo por su parte a llenar la inmensa laguna que existía a este respecto en los estudios his­ pánicos. «Nadie ignora hoy —decía Guy— las riquezas del humanismo poético, dramático y novelesco de la España de entonces [la del siglo XVI]. Pero pocos eruditos han escrutado el pensamiento español en sí mismo. Se interesan por los aspectos más superficiales del espíritu castellano o anda­ luz y olvidan el fondo doctrinal del hispanismo en el renacimiento y la contrarreforma»2. 1. A. GüY, El pensamiento filosófico de Fray Luis de León, trad. Ricardo Marín Ibáñez. Introducción de Pedro Sáinz Rodríguez. Madrid, Rialp 1960, 75. 2. Ibid., 76-77. El subrayado es mío. He aquí otro texto significativo de la intención de Guy a propósito del hispanismo filosófico. Comentando los estudios consagrados en su tiempo a nuestra cultura, escribe: «Poco a poco se va descubriendo la anchura del pensamiento

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