PS_NyG_1993v040n001p0077_0093

78 ANTONIO HEREDIA SORIANO experiencia; en los que vinieron después ha continuado buscando el hilo sutil de vida y pensamiento, develador de aquel espíritu y proyecto rena­ centista... Se alegra con su trato y compañía; va y viene con frecuencia trayendo y llevando las alforjas llenas de noticias y testimonios. Después, todo lo da a conocer ultrapuertos y en la propia casa adoptiva, tan ignoran­ te y desmemoriada de sí, animando por doquier la permanencia renovada, avivando el fuego originario. 3. Por último —qué duda cabe— Salamanca es también para este hijo de La Rochelle (Francia), que lleva en sus venas alguna gota de sangre española, un medio físico y civil , un ecosistema urbano especialmente apto para la convivencia, la recreación estética, el estudio y la meditación. Y aunque el ideal queda siempre lejos, en un más allá infranqueable, la fuerza del símbolo es tal en su espíritu que le anima a salvar frecuentemen­ te la altura pirenaica y la distancia kilométrica que separan su lugar de residencia habitual (Toulouse) y Salamanca. Programa y herencia espiritual y filosófica; moradores históricos y actuales que encarnan o buscan afanosamente, en medio de no pocas difi­ cultades, el conocimiento y renovación de aquel programa; localidad y medio ambiente, teatro y plástica de una ya lejana aventura singular..., que aún puede, si se lo propone, ser sede de otras aventuras igualmente intere­ santes y necesarias: todo eso es Salamanca para Alain Guy. Es claro, pues, el componente simbólico que late bajo el término geográfico en cuestión. Simbolismo que aunque haya sido elevado a categoría por el autor, tiene su fundamento histórico en el siglo XVI, en que se reunieron en aquel pequeño altozano «de buen ayre e de fermosas salidas» ciertas condiciones históricas de peculiares características que hizo posible la encarnación de un gran ideal. No es el momento de exponerlas; ahora interesa únicamente descubrir el sentido y las circunstancias que concurrieron en la opción salmantina de Alain Guy, y los frutos y consecuencias de diversa índole que ha tenido dicha opción para él a lo largo de su vida, y para el hispanismo filosófico en general. 2. Sentido y circunstancia de la opción salmantina Cuando al filo de los años 1936-37, España en llamas y Unamuno recién desaparecido de aquel escenario dramático, decide Alain Guy (no cumplido aún los 20 años) poner sus ojos en Salamanca y estudiar su tradición filosófica, lo hace movido por una triple exigencia de orden inte­ lectual y existencial, germen de toda su obra posterior:

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz