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92 ANTONIO HEREDIA SORIANO entorno nacional, que bien por su juventud, bien por no tener nombre ni puesto consolidado, no han llegado aún a los canales normales de difusión. Alain Guy les da resonancia internacional y aliento para el trabajo... Pero para qué seguir... Ahí está su obra circulando por Europa en un momento de especial significación para nosotros como comunidad política y cultural que busca la integración; y ahí está poniendo de relieve con dignidad la aportación hispánica a la historia total del pensamiento filosó fico europeo. En el fondo de todo su quehacer late un propósito funda mental, que fue el que le llevó a consagrarse de por vida al estudio y difusión de nuestra filosofía. El mismo nos lo da a conocer en la introduc ción a la edición española de un libro suyo de 1956, consagrado a la pre sentación antològica de la filosofía española. He aquí sus palabras: «Ha ciéndose eco de un prejuicio tenaz, Víctor Delbos, el gran intérprete de los sistemas filosóficos, no vaciló en decir un día a sus alumnos: ‘Para conocer la totalidad de la filosofía es necesario poseer todos los idiomas, con excep ción del español’. Se sabe, por los demás, cómo, animadas por la misma incomprensión, las historias de la filosofía más clásicas no conceden lugar alguno a los pensadores de España, con excepción, quizá, de algunas pági nas o párrafos sobre Lulio, Vives o Santa Teresa de Avila...A combatir un estado de ánimo tan paradójico —fruto de una conjunción muy compleja de factores psicológicos, históricos y sociales— está dedicada la presente obra...»30. Y podemos añadir nosotros: A este propósito fundamental está dedicada toda la obra ya cumplida de nuestro hispanista filósofo. Terminé mi intervención con estas palabras: «Por todo lo aquí expues to, en nombre del Departamento de Historia de la Filosofía y en el mío propio, solicito al Claustro Extraordinario de Doctores la concesión del Doctorado Honoris Causa para el hispanista filósofo Alain Guy, profesor emérito de la Universidad de Toulouse». La propuesta fue aprobada por unanimidad. El día 26 de septiembre de 1986 tuvo lugar la solemne investidura, no empañada (ni mucho menos) por la ausencia casi total y significativa de autoridades políticas, realzando así ellas sin pretenderlo el carácter pura mente académico del acto. Revestida la Universidad con su Rector a la cabeza con las galas del magisterio salmantino; cruzando el recipiendario en traje académico, camino del Paraninfo, por delante del aula donde 30. A. Guy, o . c., en nota 27, 19.
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