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88 ANTONIO HEREDIA SORIANO por encontrar reflejos de lo más vivo de todo aquello en la contemporanei­ dad, ayudando así a la memoria colectiva hispana a reencontrarse con una de sus raíces más firmes y auténticas, y fortalecerlas y actualizarlas con renovado esfuerzo. Es evidente para A. Guy que la mina de oro descubier­ ta por él en aquella Escuela filosófica y teológica renacentista no era para ser escondida, ni para ser agobiada en exceso bajo el manto noble y nece­ sario, pero a veces pesado y oscurecedor, de una erudición exhuberante. Es claro que su interés por aquel programa no era principalmente libresco sino vital; nacía de una honda preocupación por su propia época, y de ahí ese afán suyo por buscarlo vivo entre los vivos, y sembrarlo recordándolo. Y eso es lo que ha hecho nuestro hispanista filósofo en Salamanca: buscar y sembrar el ideal renacentista del humanismo cristiano. Y lo ha hecho sin acepción de personas, a su estilo, con intensidad y delicadeza, empleando sus armas favoritas: la paz y la voluntad de comprender... * * * Quisiera, para terminar, destacar la colaboración leal y permanente que A. Guy ha prestado en múltiples formas y ocasiones a los proyectos sal­ mantinos en el campo del hispanismo filosófico. ¿Y no es todo un símbolo que dicha colaboración se iniciara, por lo que a la novísima época de Salamanca se refiere, conmemorando en octubre de 1975 el 25° aniversario de la muerte de E. Mounier?25 ¿Quién podía sospechar entonces que de­ trás de aquella cita inolvidable, insólita y atrevida por las circunstancias que la rodearon; abarrotados la biblioteca y pasillos del antiguo Seminario de filosofía en Anaya; hecha posible por el esfuerzo de muchos como Miguel Cruz Hernández, Enrique Rivera de Ventosa, Antonio Pintor- 25. El 26 de septiembre de 1975, tres semanas antes de la apertura del Seminario sobre Mounier, envié a su viuda el programa rogando su aceptación así como el homenaje de los organizadores. He aquí el texto de la carta, que conservo entre mis papeles: Mme. Paulette Mounier Châtenay-Malabry Chère Madame Mounier, Trois Universités, les deux de Salamanque et le Département de Philosophie ibérique et ibéro-américaine de celle de Toulouse, ont désiré s’unir pour commémorer avec une scéance scientifique le 25ème anniversaire de la mort de votre mari. Je vous prie, au nom des organisateurs, d’acepter, avec notre hommage, ce programma- invitation. Je vous dirai aussi que notre ami le professeur Alain Guy, de Toulouse, a été un des plus animateurs de cette idée. Nous lui sommes pour celà très reconnaissants. Je vous prie d’agréer, Madame, nos distinguées salutations. Antonio Heredia Soriano Profesor Adjunto

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