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ETERNO RETORNO DE LO IGUAL EN NIETZSCHE.. 61 Desde la perspectiva de Nietzsche y desde orientaciones de doctrinas cosmológicas, no puede hablarse de un ciclo así: caos-armonía-circulari- dad. Todo ello para él es eterno. Si todo surge de un caos inicial, este caos es eterno y en realidad todo ocurre dentro del propio ciclo. Nietzsche no estaría muy de acuerdo con algunos matices del acto creador, que señala Mircea E liade14, pues este habla del paso de caos a cosmos. Pero, volviendo a esa «rabia ciega» que siente el nihilista ante la idea de que todo estuviera allí desde la eternidad, ciertamente la afirmación del retorno es un «sí» que, dicho una vez, quiere decir una eternidad de veces. Así se abandona toda voluntad que acabe en un sí, que, a su vez, aspire al «de una vez por todas» del nihilismo. Este es, en mi opinión, el sentido más importante de la renovación en la transfiguración. Es, como dice Vala- dier: «Retorno siempre nuevo de la afirmación a la realidad, siempre distinta» 15. «Dado que el devenir se nos presenta como un gran anillo, todas las caras tendrían el mismo valor, serán igualmente eternas, igualmente n ecesarias»16. Es la expresión de aquella «completa inocencia del devenir, siempre igual en cada uno de sus momentos». Es el retorno selectivo, que en nin­ gún caso contradice la voluntad de poder. Es retomar el ser de lo que deviene. Así el retorno mismo aparece como ley del devenir, como ser y como justicia. Sólo el ser es afirmación y sólo en el retorno el ser adquiere todo su sentido, aunque un ser en constantte devenir, lo uno de lo múlti­ ple, es su esencia trágica. ¿Podría ser ese principio el de la repetición de la diferencia? Naturalmente, entendido como lo uno que se dice solamente de lo que difiere. Así el eterno retorno enlazaría con la crítica de un estado de equi­ librio o terminal porque, como el mismo Nietzsche dice, «Si la existencia tuviera un fin, este tendría ya que haber sido alcanzado» 17. Aspecto ya señalado reiteradamente. La verdadera realidad es el devenir, pero no un devenir de algo que ya es y que únicamente cambia, sino un devenir puro. Es la misma vida pre­ sente en todo. El devenir es quizá lo inaprensible. 14. Cfr. M. E lia d e , El mito del eterno retorno, Madrid 1985, 26. 15. P. VALADIER, Nietzsche y la crítica del cristianismo, Madrid 1982, 544. 16. F. NIETZSCHE, La voluntad de poderío, 182, n. 291. 17. Ibid., 59, n. 55.

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