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ETERNO RETORNO DE LO IGUAL EN NIETZSCHE.. 73 El amor a lo eterno puede interpretarse como amor a lo bello en toda su pureza. Me adhiero a la opinión de Morel cuando asegura que el gusto nietzscheano por lo bello sólo tiene una motivación: agradecer y amar la belleza y la bondad de todas las cosas. No sólo hoy o mañana, sino siem­ p re60. Nada más adecuado al espíritu del retorno. «La nueva concepción del mundo. —El mundo existe. No es una cosa que devie­ ne; una cosa que pasa. O mejor dicho: deviene, pasa; pero no comenzó nunca a devenir, ni a pasar... (si el devenir, pudiese desembocar en el ser o en la nada hablando metafísicamente), este estado debería ser alcanzado, pero como no lo ha sido se deduce que... Si el mundo puede ser considerado como una determinada dimensión de fuerza —y toda otra representación es indeterminada, y, por consiguiente, inutiliza- ble—, síguese de aquí que deberá atravesar un número determinado de combi­ naciones en el gran juego de dados de su existencia. En un tiempo infinito toda posible combinación debe ser también realizada una vez, aun más, debe ser realizada infinito número de veces. Y como entre todas las combinaciones y su próximo retorno deberían desarrollarse todas las combinaciones posibles en ge­ neral —y cada una de estas combinaciones condicionan toda la sucesión de combinaciones de la misma serie—, quedaría demostrado con ello un círculo de series absolutamente idénticas: se demostraría que el mundo es un círculo que ya se ha repetido una infinidad de veces y que seguirá repitiendo «in infinitum» su juego...61. Del sentido del devenir en el pensamiento nietzscheano ya hemos ha­ blado reiteradamente. También nos hemos referido a la crítica al mecanini- cismo, así es que me centraré en la demostración del retorno desde la teoría del azar. La concepción que nos propone Nietzsche no es mecánica porque, si así fuese, el retorno infinito de casos idénticos sería sustituido por un estado final. De nuevo critica el mecanicismo. Respecto al gran juego de dados que es la existencia, no podemos olvidarnos de la interpretación de Deleuze. El juego se realiza en dos períodos: 1) Los dados que se lanzan. 2) Los dados que cean. El lanzamiento de dados afirmaría el devenir y, a la vez, el propio ser de éste. No se trata, en ningún caso, de varios lanzamientos de dados, que, por reiteración, lleguen a producir la misma combinación. Se trata de un 60. Cfr. G. MOREL, Nietzsche. T. III. Création et metamorphose, Paris 1971, 255. 61. F. NIETZSCHE, La voluntad de poderío, 553-554, n. 1059.

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