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FUNDAMENTACION ANTROPOLOGICA DEL OBJETO FILOSOFICO 5 1 Pero es que Unamuno filosofa partiendo de su propia existencia perso­ nal, es decir, de los problemas que le inquietan personalmente, y observa que lo racional, es decir, lo abstracto, no puede servirnos para conocer el hombre concreto, para penetrar en su realidad que es lo verdaderamente importante. Para él «lo real, lo realmente real, es irracional»17. De forma que no se puede escribir lo que en verdad se quiere, ni es posible comu­ nicar exactamente, tal vez ni siquiera aproximadamente, lo que se desea porque «por muy libre que uno sea dentro de sí, en cuanto tiene que exteriorizarse, manifestarse u obrar, comunicar con los prójimos, en cuanto tiene que exteriori­ zarse, manifestarse u obrar, comunicar con los prójimos, en cuanto tiene que servirse de su cuerpo o de otros cuerpos, queda atado a las rígidas leyes de ellos, es esclavo»18. Así, la vida humana que necesita expresar su existencia, está siempre condenada a hacerlo a través de la razón, medio que le es extraño y, por tanto, la traiciona. Pretende que cada ser humano se enfrente con un hecho sustancial: que sepa que la tensión permanente entre opuestos, y especial­ mente entre la razón y lo irracional es el núcleo último de la existencia humana, y posiblemente de toda existencia. El hombre de carne y hueso está constituido por el mundo de los sueños y el mundo racional, y ambos perpetuamente en lucha: «Y la trágica historia del pensamiento humano no es sino la de una lucha entre la razón y la vida, aquella empeñada en racionalizar a ésta haciéndola que se resigne a lo inevitable, a la mortalidad; y ésta, la vida, empeñada en vitalizar a la razón obligándola a que sirva de apoyo a sus anhelos vitales... El sentimiento del mundo, de la realidad objetiva, es necesariamente subjetivo, humano antropomórfico. Y siempre se levantará frente al racionalismo el vitalismo, siempre la voluntad se erguirá frente a la razón. De donde el ritmo de la historia de la filosofía y la sucesión de períodos en que se impone la vida produciendo formas espiritualistas, y otros en que la razón se impone produciendo formas materialistas, aunque a una y otra clase de formas de creer se les disfrace con otros nombres. N i la razón ni la vida se dan por vencidas nunca»19. 17. Ibid., I, 733. Fijémonos en el contraste con Hegel quien afirma que todo lo real es racional y que todo lo racional es real. 18. M. UNAMUNO, Ensayos. Tomo I, «Intelectualidad y espiritualidad», I, 525. 19. Del sentimiento trágico de la vida. XI, 963.

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