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LA ANTROPOLOGIA BLONDELIANA DE LA ACCION 33 Pero, ¿dónde se encuentra la libertad? El problema del destino aparece desde el momento en que el hombre obra libremente. Por este motivo es un problema de autonomía y de heteronomía, pues hablar del destino es hablar de la voluntad y, hablar de la voluntad, es hacerlo sobre la acción. La libertad no se conserva sino por la acción: sólo encuentra su término en ella. La libertad, desde un punto de vista existencial, no es sino el uso que se hace de ella. El hombre es actividad, es un querer libre, pero esta liber­ tad implica una naturaleza determinada por lo que se ha querido o lo que se quiere. El hombre aparece, de acuerdo a su libertad, como un proyecto, como un «quehacerse» constante y reflexivo en el que lucha por alcanzar lo que aún no posee y por llegar a ser lo que todavía no es. El hombre se sitúa entre dos límites: realidad y posibilidad, ser y no ser. La libertad sólo se realizará si se toma como fin trascendente32. 4. E l d esplieg u e de la acción ... L a opción práctica La acción no puede permanecer encerrada dentro de sí misma: no es un «cogito existencial» cerrado. Posee una fuerza, una energía interna y poderosa —llamada «synergía» 33 que une lo orgánico y lo psicológico, lo corporal y lo espiritual, rechazando cualquier dualismo posible: «Por la acción el alma toma al cuerpo y el cuerpo toma al alma; es el vínculo substancial, forma un todo natural»34. Blondel revaloriza lo corporal porque la naturaleza humana se define por el rasgo intrínseco de la acción y, ésta, se constituye en un todo unita­ rio. El hombre debe ser comprendido como totalidad: no es sólo pensa­ miento, «cogito» descarnado. El ya tradicional problema de la relación alma-cuerpo, que durante siglos ha preocupado a los filósofos, encuentra su solución definitiva. La energía que impulsa a la acción hacia otros sujetos actores, «aler­ g ia»35, la lleva a la apertura del «yo» y al encuentro con otros «yoes». El sujeto actor no permanece encerrado dentro de su yoidad —el solipsismo no tiene sentido en el sistema filosófico de Maurice Blondel—. 32. Ibid., 13 5. 33. Ibid ., 181 y ss. 34. Ibid., 186. 35. Ibid. , 203 y ss. 3

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