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32 CAROLINA PEREZ CIRUELOS siente prisionero de su propio obrar: no puede encontrar la paz porque, con frecuencia, sus decisiones van más allá de sus pensamientos y, sus actos, más allá de sus propias intenciones26. El actuar implica un deseo que constituye el dinamismo del ser y que se expresa en la dialéctica del querer, surgida por la inadecuación entre lo querido y el querer mismo. Esta dialéctica de la acción consiste en la pro­ gresión de la voluntad en la búsqueda de un término que iguale su dina­ mismo interior. La voluntad no puede pararse en la búsqueda de un térmi­ no que responda a su deseo interior27. Al haber más en la «voluntad que­ riente» que en el término querido, «voluntad querida», el hombre tiene que hacerse continuamente a través de la lucha dialéctica entre lo que es y lo que quiere, entre el «sueño» y la «realidad». Del mismo modo que la «Natura naturans» y la «Natura naturata» de Spinoza28 no son dos realidades distintas, sino dos formas de manifestarse el «Uno-Todo», la «voluntad queriente» y la «voluntad querida» no son dos categorías de voluntad. Tampoco existe una relación de jerarquía de la primera sobre la segunda —la «voluntad querida» no encierra el verdadero deseo—. ¿Cuándo llegará la paz? Sólo cuando el hombre acepte querer libremen­ te lo que ya es. La voluntad no puede ser anulada ni suspendida ni supera­ da. La nada no existe, sólo puede ser entendida en relación a otro término que la subordina. La voluntad no hace sino afirmar el ser al ser negado: para no querer es necesario no querer querer, es decir, la «volonté» se convierte en «nolonté» 29 —voluntad de no querer, de querer la nada—: «En el querer ser, en el querer no ser, en el querer no querer, subsiste siempre el término común, querer, que domina con su inevitable presencia todas las formas de la existencia o de la destrucción»30. El «ergo sum», en tanto que el «ergo» quiere, significa «ergo volo» más que «ergo cogito». Es el «egoísmo radical» que se transforma en el «panteísmo subjetivo»31. 26. Ibid.y IX. 27. Este deseo nos evoca el «conatus» de Spinoza. Véase J. L ac r o ix , Blondel et la dialectique du Désir, en Revue Philosophique de Louvain 71 (1973) 683 y C. T ro isfo n tain es , M. Blondel et V. Delhos: à propos de Spinoza , en Revue Philosophique de la France et l’Etran­ gère 176 (1986) 475. 28. También debe considerarse la posible relación que mantienen estos términos con la «voluntas ut natura» y la «voluntas elicita» de los escolásticos. 29. Cfr. L'Action , 13. 30. Ibid, 37. 31. Ibid ., p. 16.

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