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LA ANTROPOLOGIA BLONDELIANA DE LA ACCION 31 «Y todo lo que ese plano formal del pensamiento nos esquematiza es de lo ‘real’, pero no ‘lo real mismo’» 20. Sólo a través de la opción práctica se hace real el esquema del determi- nismo formal de la acción. El pensamiento es el esquema de la realidad pero, para llenar ese esquema, es necesaria la mediación de la acción inte­ gral —ésta convertirá en real la solución propuesta por el pensamiento—. Su método fenomenológico trata de lo racional implicado en el actuar, de lo que es formalizable. Con la acción blondeliana se clarifica al fin el bino­ mio teoría-práctica. 3. L a d ialéctica e xisten c ial d el querer Blondel parte de la necesidad de la afirmación del ser: «En mis actos, en el mundo, en mí, yo no sé dónde ni qué, hay algo»21. La acción es para nosotros un hecho, una necesidad y una obligación en la que se juega toda nuestra vida. El hombre actúa sin saber qué es la acción, sin haber deseado vivir, sin saber quién es ni si él es. El hombre siente que está determinado, que forma parte de un determinismo univer­ sal y necesario en el que no tiene ningún papel activo y del que no puede escapar. El sujeto parece abocado dolorosamente a obrar siempre: está «conde­ nado» a obrar. Incluso el suicidio es también un acto y en él la acción se realiza a pesar del individuo22. No puede conquistar la nada: está condena­ do a la vida, a la muerte y a la eternidad, sin haberlo querido ni sabido23. «Imposibilidad de abstenerme y de reservarme, incapacidad de satisfacerme, de bastarme y de liberarme [...]»24. Esta «mortificación natural» 25 se apodera de él: se ve sometido a tener que hacer frente a sus deseos, a sus afecciones; el «auriga» se ve obligado a conducir el carro. Este torrencial vivencial arrastra al hombre, el no hacerle frente libremente significa convertirse en esclavo. El hombre se 20. Ibid., 76. 21. Cfr. L'Action , 41. 22. Ibid., VIH. 23. Ibid., M II. 24. Ibid., X. 25. Ibid, VIH.

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