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30 CAROLINA PEREZ CIRUELOS del hombre y en el que se cortan los diámetros pensamiento-vida, indivi­ duo-sociedad, ciencia-fe, mundo inferior-mundo superior y mundo indivi- dual-mundo universal. Y, también, en el centro del triángulo equilátero en el que convergen los radios que parten desde los vértices de lo divino, lo humano y lo natural: «La acción me parecía ser ese ‘lazo substancial’ que constituye la unidad concre­ ta de cada ser, asegurando su comunión con todos. ¿No es en efecto, la con­ fluencia en nosotros del pensamiento y de la vida, de la orginalidad individual y del orden social y aún total, de la ciencia y de la fe? Traduciendo lo que hay de singular, de inédito, de iniciador en cada uno, no padece menos las influencias del mundo superior: viene de lo universal, vuelve a él, pero introduciendo en ello algo decisivo. Es el lugar geométrico en donde se encuentran lo natural, lo humano y lo divino»,7. Podemos considerar a la acción como el «vinculum vinculorum», es decir, como el centro absoluto hacia el cual convergen todos los temas referentes al hombre: la pregunta por el destino, la libertad y la determina­ ción, la moral, el problema del conocimiento, la relación con el mundo, la sociedad, la religión, etc. Solamente en la acción encuentran sus significa­ dos y, al ser homogeneizados, su unidad perfecta. La acción es el modo específico del ser del hombre, la razón de la vuelta a lo concreto, con la consiguiente recuperación de su riqueza inte­ gral, que será la condición para comprender la acción humana y, también, la filosofía. Esta, como la vida misma, se piensa actuando y se actúa pen­ sando. La filosofía tendrá que ser, por tanto, «sabiduría vivida» 18porque: «Sólo actuamos para conocer a fin de conocer para actuar» 19. La acción es la verdadera solución afectiva al problema de la vida que da el hombre: todo modo de vivir o de pensar implica una solución com­ pleta problema de la existencia. Pensamiento y vida se funden porque son una única cosa —acción—. Cualquier acto conlleva la reflexión y, cual­ quier pensamiento, la acción. El método que utiliza Maurice Blondel consiste en separar el plano formal de la reflexión del plano real de la acción. Usa el plano formal para estudiar cómo se origina, desarrolla y acaba la acción humana: 17. Cfr. M. B londel , L ’itinéraire philosophique de Maurice Blondel , Paris, Aubier- Montaigne 1966, 39. 18. Véase A. MORÁO, Sabedoria e conversáo espiritual no diarios de M. Blondel , en Bro- téria , 83 (1966) 398. 19. Cfr. M. B londel , El punto de partida de la investigación filosófica , Barcelona, H erder 1967, 88.

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