PS_NyG_1993v040n001p0025_0039

LA ANTROPOLOGIA BLONDELIANA DE LA ACCION 29 «El hombre, a la vez que agente de su vida, es actor de su propia vida. La persona es, en cierto modo, el gran personaje de su vida» 13. La acción es intrínseca a la propia naturaleza del hombre —solamente los objetos inertes son pasivos—. Comenta Blondel a los hermanos Valen- sin en 1912: «La acción no es una ilusión, una imperfección, una transición, es coextensiva al ser mismo» 14. Debe ser concebida como el movimiento total de la vida, el dato funda­ mental a partir del cual, y en el interior del cual, podemos hallar el princi­ pio básico para la explicación de nuestra vida. Por este motivo también el propio estudio del destino humano se convierte en un análisis de las impli­ caciones del actuar humano. La acción es un «cogito existencial», acompaña a la existencia en el decurso real de ésta. Es la experiencia existencial en la que el hombre se manifiesta tal como es. Sirva este bellísimo texto de Henry Duméry como constatación: «La acción, en el sentido blondeliano, aparece como una realidad irreducible a cualquier otra noción filosófica paralela. Tiene la riqueza de la vida, drenando en su corriente las inclinaciones y los deseos, los hábitos y los sentimientos. Tiene también el rigor del espíritu [...]. Si se la quisiera definir con una palabra, mientras que escapa a todas las clasificaciones, tendría que, para respetar su doble carácter de viviente, libre y exigente lucidez, llamarla un ‘cogito existen- ciaF. Pero cuando se la nombra de este modo, comienza a huir como quiere su perpetuo movimiento constitutivo hacia la luz y la autonomía» 15. La acción es, insistimos, total. No es meramente la sucesión lineal de la voluntad, el conocimiento y el ser ni su suma parcial; es su síntesis original y se forma en ella el ser humano16. Forma un todo unitario en el que se manifiesta el hombre entero, no solamente en lo que viene de él, sino en lo que lo sobrepasa. Implica todo lo que contribuye a la realización de la persona. Es el lazo substancial que constituye la unidad concreta de cada ser, un misterioso lugar geométrico que unifica. Se convierte, metafóricamente hablando, en el centro de la circunferencia que engloba todo el universo 13. Cfr. X. ZuBIRI, El hombre y Dios , Madrid, Alianza 1985, 3.a edic., 77. 14. Cfr. M. BLONDEL - A. V alensin , Lettre a Auguste et Albert Valensin (2-4-1912), en Correspondence (1912-1947), Paris, Aubier-Montaigne 1965, 24. 15. Cfr. H. D um ery, o . c.y 32. 16. L’Action , 28.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz