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LAS PRIMERAS EXPRESIONES DE LA FE PASCUAL 13 ficación anastásica de Cristo tuvo pues por finalidad (= «para») ejercer un señorío universal así como ser la meta vital de quienes «por ellos resucitó» salvadoramente o «para ser justificados» y, en calidad de tales, vivir en adelante la «vida nueva» inaugurada en el bautismo32. b) Y prolongada tras la muerte. Esta certeza firme abriga precisamente otra vetusta confesión pascual. Pues «si creemos que Jesús murió y resuci tó, del mismo modo a quienes murieron [unidos en El] los llevará Dios consigo por medio de Jesús», a fin de que los redimidos «por su muerte» obtengan «la salvación» total o para siempre «vivan juntos con E l» 33. El cristiano confiesa pues o «cree que Jesús» no sólo «murió» sino también «resucitó» y por cierto permanentemente, por ser ahora el exclusivo Media dor de la salvación escatológica o «mediante» quien «Dios» salvará defini tivamente a los ya redimidos «por la muerte» de Jesús y luego muertos en comunión vital con el Resucitado. La resurrección o autoanastasizante revivificación de Jesús es, pues, confesada por la fe cristiana como la suprema gesta salvifica de quien, revi viendo de la muerte o resucitando como «Señor» y salvador «Espíritu vivifi cante» de todos, «destruyó la muerte» esclavizante y destonó a su diabólico «señor», irradiando con ello sobre todos los antes «de por vida esclavos por el temor a la muerte» una esperanza nueva: «Resucitar corporalmente o par ticipar en la luz de vida [eterna] y de inmortalidad»!™. Pues el Jesús muerto resucitó y está vivo —«¡no muere más !»— como el Señor de toda realidad de muerte, siendo por ello fundamento y causa tanto de nuestra bautismal regeneración o «vida nueva » como de nuestra resurrección corporal y vida plena o comunión eterna con El. Quien, precisamente con la resurrección, inauguró su eterno y universal dominio: 3. ¡Jesú s es el Señor! Esa señorial exaltación del Resucitado cantan, con inspirado acento, varios de los más antiguos himnos cristológicos de la primitiva Comunidad cristiana35. 32. Rm 4, 25-5, 1; 6, 4. 11. La relación literaria y temática entre la finalidad de la Resurrección, expresada por las confesiones cristianas de 2 Cor 5, 15 y Rm 4, 25, es evidente: Cfr. H. WlNDISCH, Der zweite Korintherbrief\ Góttingen 91924 (repr. 1970), 183; D. M. S t an ley , Christ’s resurrection, 278. 33. 1 Tes 4, 14; 5, 9-10 (= Rm 6, 8). Sobre estos textos, cfr.: R. C. T a n n e h ill, Dying and rising tvitb Christ (BZNW 32), Berlin 1967, 132-34; S. VlDAL, o. c., 127-43. 286s; Ph. P e rk in s, o . c ., 296-98. 34. 1 Cor 15, 45; 1 Tim 1, 10; Hebr 2, 15. 35. Sobre esos textos ( supra , n. 3), cfr.: L. CERFAUX, o . c ., 279-301; B. RlGAUX, Saint Paul et ses Lettres, Paris-Bruges 1962, 184-96; Id., o . c.y 147-69 (bibliogr.); R. DEICHGRÁBER,
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