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12 SANTOS SABUGAL perseguía27; «revelándole» entonces «a su Hijo, para que le anunciase entre los paganos», el mismo «Dios Padre, que le resucitó de entre los muer­ to s»28: ¡La revelación del Resucitado en función y al servicio de la evangeli- zación! Esto mismo subraya Pablo en el contexto de la mencionada confe­ sión cristológica, asegurando a los fieles corintios que la Buena Noticia o «el evangelio» a ellos «predicado» u oralmente «trasmitido» coincide con lo que tanto los otros testigos del Resucitado —«Cefas» y «todos los Apóstoles»— como él «predican» y, como imperioso deber misionero —«¡ay de mí, si no evangelizase!»— evangelizan29: La expiatoria y vicaria muerte de Cristo así como su permanente resurrección o total victoria inaugural sobre la muerte (cfr. supra). Pues: 2. «¡Cristo murió y resucitó!» Si las mencionadas confesiones pascuales proclaman la acción salvífica de Dios en la resurrección de Jesús, otras atribuyen directamente esa gesta anastá- sica a Quien —-Jesús— afirmó poder «levantar en tres días» el mortalmente destruido «santuario de su cuerpo» o resucitar «de entre los muertos»; atribu­ yéndose asimismo «el Pastor» mesiánico la «potestad» anastasizante de recupe­ rar «su vida», voluntariamente «dada» o expiatoriamente entregada «por sus ovejas»30: ¡E l dispone libremente de su vida, por tener el señorío sobre la muerte! a) Es lo que, en sintonía con esta potestad autoanastasizante del Jesús joanneo, afirman sin ambages otras dos prístinas y afines confesiones pas­ cuales de la fe cristiana: «Cristo murió y revivió, para ser Señor de muertos y de vivos» o detener el dominio sobre toda realidad de muerte y vivificar a los tanto espiritual como corporalmente muertos, a fin de que aquellos «no vivan ya para sí sino para quien por ellos murió y resucitó » 31. La revivi- 27. Act 9, 4-5 (= 22, 7-8; 26, 14s): Cfr. X. LÉON-DUFOUR, o . c ., 101-19 (trad. españ., 115-33); Ph. P erk in s, o . c ., 200-202; S. SABUGAL, Conversión, 75. 92. 119s. En esta monogra­ fía ofrecemos un estudio sobre el reitrado autotestimonio paulino (o. c., 11-50) así como un análisis histórico-tradicional del triple relato de Act (o. c., 51-159) acerca de la conversión de Pablo o su encuentro con el Resucitado , evento decisivo para valorar la vida y obra del Apóstol así como «la llave de acceso al santuario de su teología»: Id., o . c ., 5. 28. Gál 1, 1. 15-16: Cfr. X. LÉON-DUFOUR, o . c ., 82-88 (trad. españ. 74-100); S.SABU­ GAL, Conversión , 12-18; Id., El primer testimonio de Pablo sobre su conversión (Gál 1, 1. 11-17): Aug 15 (1975) 429-43; Id., La conversión de san Pablo-. «Quaerere Paulum» (hom. L. Turrado), Salamanca 1981, 107-81. 29. 1 Cor 15, l-3a. 11; 9, 16; Cfr. Act 9, 15-16 (= 22, 14-15; 26. 16-18). 30. Jn 2, 19-20; 10, 11. 15. 17-18; Cfr. 5, 26. 31. Rm 14, 9; 2 Cor 5, 15. Tanto «ézesen» (Rm) como «egerhénti» (2 Cor) son aoristos ingresivos: Así lo muestra el estado anastásico de quien es «Señor» (Rm) y «para quien» deben vivir los redimidos (2 Cor). Sobre esos dos textos, Cfr.: H. SCHLIER, Rómerbrie/y 410; S. V id a l , o . c .} 263s.

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